El indicio más sólido con respecto a la gravedad de lo ocurrido y la implicación, por acción u omisión, del PSOE es la rapidez con la que se está soltando lastre. La más grave, por lo que respecta a Armengol, es el «caiga quien caiga» del ministro de Justicia, Félix Bolaños. No olvidemos que las salpicaduras están manchando a la tercera autoridad del Estado. Cuando los propios no están dispuestos a asumir la defensa de la socialista mallorquina es que el tema va en serio.
Todavía es pronto para determinar si el ‘caso Koldo' es un entramado de cuatreros, del que se investiga como presunto cabecilla al mismísimo José Luis Ábalos, exsecretario de Organización del PSOE y exministro de Fomento con Pedro Sánchez. De lo que ya no cabe duda es que al Govern le colaron mascarillas defectuosas que abonó con una inusual diligencia a la panda de facinerosos, además de engañar a la Unión Europea para recibir las correspondientes ayudas y, de paso, remolonear en la correspondiente reclamación. Así se defiende el dinero de los contribuyentes.
El rosario de mentiras y contradicciones del diputado Ábalos es ya casi una prueba de que el escándalo es mayúsculo y reafirma el patetismo del exconseller y actual portavoz socialista en el Parlament, Iago Negueruela, en su estrategia de pretender involucrar a la presidenta Marga Prohens. El PSOE no puede esconderse en el ventilador de la corrupción cuando tiene condenados de primer nivel por el ‘caso ERE' en Andalucía. Aquí, si los socialistas no quieren perder todo su crédito deben detallar qué papel tuvo el Govern en el pago a los comisionistas, en especial de Patricia Gómez y Juli Fuster; máximos responsables de Salut y el IB-Salut entonces. Lo dicho, caiga quien caiga.
Le Senne, déjelo
El discurso del presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, con motivo del Dia de Balears es la prueba definitiva de que no sabe qué es ni qué representa la institución que representa. El concepto identitario que tiene de las Islas no supera las postales franquistas del Dia del Turista y sus almendros en flor, para él nuestro idioma y cultura son meras expresiones folclóricas a fomentar por las secciones de Educación y Descanso. Déjelo, márchese. De verdad, los ciudadanos no merecemos esto.
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