El miércoles de la semana pasada Pedro Sánchez anunció a la ciudadanía que se tomaba los primeros moscosos de los que disfruta un presidente del Gobierno desde la Transición. Alegando razones personales, el madrileño se desconectó de la gobernanza de España durante cinco días, sumiendo a sus más próximos colaboradores en un mar de dudas acerca de cómo iba a terminar todo aquello, aunque casi nadie creía que fuera a dimitir, especialmente entre sus adversarios.
En su comparecencia del lunes a las 11, con el rostro desencajado, Sánchez nos comunicó que continuaba en el puesto, para alborozo de los cargos públicos que dependían de este solo hecho y confirmando que todo este bochornoso espectáculo no era nada más que el penúltimo brote histriónico del presidente, necesitado de llamar la atención y desviarla de otros asuntos.
Naturalmente, como lo inexplicable no tiene explicación, había que justificar su ‘espantá' -al más puro estilo de Curro Romero- con alguna paparrucha digerible al menos para sus incondicionales, a quienes había dejado al borde de un ataque de nervios. Y, ahondando en su enorme chistera, se sacó eso de la regeneración, mezclando una serie de conceptos heterogéneos e ideas deslavazadas, y acusando a jueces y periodistas de poner en peligro el sistema democrático, cuando probablemente sean dos de los elementos que sustentan la supervivencia de éste.
Cuando un aspirante a autócrata habla de regeneración comienzan a temblarme las piernas. No hay un solo dictador en el globo que no se arrogue la esencia democrática más genuina, de Maduro a Kim Jong-un. Quizás sea preciso recordar que alguno de estos regímenes totalitarios, que tenían envasados a sus ciudadanos en un frasco cerrado con alambradas para que no huyeran, como la extinta Alemania comunista, se intitulaba como República Democrática, nada menos. Hasta la tiranía castrista de Cuba y sus voceros presumen de democracia ‘popular', mientras masacran a la disidencia y sumen en la miseria y la hambruna a su pueblo.
Sánchez no podrá lograr sus objetivos de acallar la crítica a sus desmanes porque este gran país, al que él pone por detrás de sus intereses personalísimos, quedó bien vacunado contra las dictaduras tras haber sufrido una de casi cuarenta años y haber vivido, con todos sus defectos, en una de las más avanzadas democracias del planeta durante otras cuatro décadas.
Es una obviedad que resulta necesario rebajar la tensión en la vida política española, pero lo normal cuando se padece una patología es aplicar remedios y terapias, no confiar que los transmisores del patógeno sean los responsables de la sanación.
Quizás Sánchez debería reflexionar sobre ello durante el moscoso que le queda por disfrutar.
6 comentarios
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El dia que el Marquitos gane un juicio repicaràn todas las campanas de las Iglesias de Mallorca incluido n'Eli de la Seu.Mientras se entretiene escribiendo chorradas.No sabe que en todos los convenios colectivos hay unos dias de asuntos propios.Esto pasa cuando alguien que no ha trabajado nunca opina.
Decir que Sánchez es un dictador... Das vergüenza! Tú si que eres un dictador Defiendes la dictadura del capital Vete a EEUU y disfruta allí del salvaje capitalismo neoliberal con el que sueñas
Es una obviedad que resulta necesario rebajar la tensión, diu. Aquest homo ja comença a estar a s'altura den Delgado i en Bocos.
Articles així no aporten res més que confusió i crispació gratuïta, no tot val en política, aquest és el missatge que s'hauria de difondre
Se refiere a un autócrata elegido y reelegido por el parlamento. Es un autócrsta sui generis
Aquest indocumentat calumniador no sap l’orígen dels moscosos, però s’atreveix a donar lliçons a la resta de ciutadans. No és un “privilegi” més dels funcionaris, és simplement que l’estat no podia pagar uns doblers als funcionaris hi ho substituiren per dies de lliure disposició. Aquest Sr. ja ens té avessats a les seves sortides de to, que només afegeixen al seu desprestigi personal i de rebot, al mitjà on escriu. Del seu intrusisme laboral al món de la psquiatria, en parlarem un altra dia.