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A hora que vivimos tiempos prebélicos, según dijo el primer ministro polaco, los asuntos de Defensa ocupan cada vez más espacio en los medios de comunicación. Ya se sabe, hay que crear esa atmósfera de miedo al otro para vender armas y hacer negocio, que es lo que mejor se les da a los ricos y poderosos. Así me entero de que Corea del Sur es el país del mundo número uno en capacidad de artillería. Algo lógico por su guerra nunca cerrada con el vecino del Norte, muy amigo de las armas. Le sigue China –que lleva años intentando hacerse un nombre en lo militar– y solo en tercer lugar se encuentra Estados Unidos, en guerra potencial contra todos, aunque dicen que en sofisticación tecnológica no hay quien le supere. Lo que llama la atención de este ránking de Insider Monkey es que Marruecos figura en la vigésima posición, nada mal para un país en vías de desarrollo. No quiero imaginar el coste económico que ha supuesto configurar un arsenal compuesto por 565 piezas de artillería autopropulsadas, 306 piezas de artillería remolcadas y 208 lanzamisiles en un país cuya renta per cápita apenas alcanza los 3.500 euros anuales. ¿Miedo a Argelia? ¿Ganas de ponerse farruco ante el vecino español? Nunca entenderé las motivaciones bélicas de nadie, especialmente cuando se escudan en entelequias como la necesidad de defenderse, cuando en teoría nadie tiene la menor intención de atacar (eso dicen todos). ¿Con qué argumentos puede un gobernante justificar esos gastos delirantes mientras su población se hace acreedora de la ayuda humanitaria internacional? Imagino que tras cualquier proclama patriótica se acaban las preguntas. Porque detrás no hay otra cosa que la servidumbre al gran amo del mundo.