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Acaba de celebrarse –con destacada representación de agentes económicos– una reunión de instituciones sociales para tratar la innegable saturación de las Illes. Mucha palabra bienintencionada, pero ya veremos los hechos. De entrada, casi todo el mundo se refugió en el «necesitamos datos» para ganar tiempo (aquello de «sólo un poquito más»), como si no lleváramos décadas de infinidad de estudios y de todo tipo de estadísticas que advertían del desastre.

La patronal CAEB, cómo no, marcó el tono: «El gran reto (...) es conciliar el crecimiento con el bienestar del ciudadano». El crecimiento. Por su parte, la PIMECO quiere más cruceros. La diversión vino de la presidencia de Baleval (coches de alquiler, uno de los principales sospechosos): «El proceso tiene que ser tranquilo, no precipitado». O sea, unos añitos más. «El sector de los vehículos de alquiler se autorregula solo con la ley de la oferta y de la demanda, que es muy sabia». Pues vaya, como si no fuera el libre mercado el que nos trajo hasta aquí. «Contribuimos a (...) que los visitantes puedan llegar a restaurantes y museos con menos emisiones». ¿De qué otra forma sería más contaminante llegar a restaurantes y museos que en coche privado, Sr. Ktiri? ¿En helicóptero?

El dedo en la llaga correspondió al GOB, así como a Joan Forteza, del Fòrum de la Societat Civil, quien habló claro: «prohibir jets privados, reducir cruceros y coches de alquiler, prohibir el alquiler turístico en plurifamiliares y en las casas ilegales en rústico, y decrecimiento de plazas turísticas». Un programa de mínimos, pero que equivale al infierno para la clase empresarial.

Todos prometieron colaborar, si bien cabe sospechar que con mucha boca pequeña y que buena parte de los agentes sociales insulares se han limitado a fingir asentimiento, más por apoyar políticamente a la presidenta de los ricos y emprendedores que por convicción social y ecológica. Pero no hay recetas mágicas, la alternativa es simple: o crecer o decrecer. Como dice la famosa frase, no se puede sorber y soplar al mismo tiempo. La gallina de los huevos de oro está enferma, y todo lo demás es perder un tiempo ya muy escaso. Contención o suicidio, apueste usted quién ganará.