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El miércoles, ante 140 entidades, asistimos a un discurso de la presidenta del Govern tan aplaudido como sorprendente. Afirmaciones como «Hablar de límites es la mejor manera de defender el turismo y las islas», acompañadas de un reconocimiento de la «evidente» pérdida de renta per cápita y de que ha llegado el «momento» de transformar el modelo turístico pensando en los residentes. Pero no se anunció ni una sola medida concreta. Todo quedó pendiente de nuevos estudios y procesos para llegar a supuestos consensos y pactos porque, según se dijo, «queremos partir de cero con vosotros».
No estamos instalados en la nada y ningún estudio nuevo nos hará partir de cero. La saturación, el atasco y el hartazgo son evidentes, están documentados y no son una mera percepción. Además, como señaló el rector de la UIB, es necesario partir de alguna visión para definir objetivos y las intervenciones de la sala evidenciaron que allí había intereses irreconciliables. Como aún no hemos descubierto la manera de soplar y sorber al mismo tiempo, el Govern balear tendrá que definir si gobierna desde el mercado internacional especulativo o desde los intereses locales; incluso deberá decir si opta por gobernar o si convierte los estudios, la participación y el «consenso» en las excusas perfectas para no hacer nada.

De momento, como punto de inflexión y sin necesidad de más estudios, estuvo la manifestación ciudadana de ayer en Palma bajo el lema ‘Mallorca no se vende'.