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Los mallorquines, escúcheme bien señora Manuela Cañadas, somos muy nuestros. No se puede hacer una idea la que ha montado al pedirnos que dejemos de ir a la playa en julio y agosto para cederles el sitio a los turistas, de los que vivimos «directa o indirectamente». Pues directa o indirectamente, le diré que ya nos habíamos adelantado a sus palabras, muchos de nosotros estábamos montando quedadas, tipo tardeo, para ir de madrugada a tomar la luna. Somos un poco astronautas y el sol como que ya lo tenemos muy visto. En la luna falta gente. Pero como somos muy nuestros, no le perdonamos que nos haya robado la idea. Por eso, ya le anuncio que vamos a la playa.

No sé si María Isabel va a coger su sombrero, sí sé que la playa no estará desierta, y que entre tanto chi ri bi ri bi po po pom pom, el trempó que nos vamos a jalar nos va a saber a gloria. Para los más jóvenes, narrarles que María Isabel fue canción del verano en 1969, donde el turismo de masas no nos apartaba de los arenales sino que se daba una tácita convivencia porque ni por asomo imaginábamos en qué iba a acabar el festín turístico. ¡Ay codicia!

Una semana después de llenar el cemento del centro de la ciudad, arrasado por los pisos de alquiler, las terrazas, los negocios franquicia, donde es más difícil comprar hilo y aguja que un bote de caviar, llega la portavoz de Vox en el Parlament y nos agrede. Da voz a lo que en realidad piensan los muchos otros: los nativos debemos ser invisibles, quedarnos en casa, no armar barullo, ser dóciles, estar callados porque somos indígenas. Ya sabemos cómo tratan los colonizadores a los del lugar conquistado. Porque nosotros también colonizamos, sabemos cómo se las gastan los del imperio. Así que este domingo, vamos a la playa. ¿O es el próximo?

Solo tengo una duda. ¿Qué playa vamos a encontrarnos, si es que queda arena para tanta peña? Con arenales llenos de hamacas, a setenta euros la hora de ocupación, con las sillas y mesas de camping, las toallas tamaño familiar, el loro y el altavoz a toda tralla, quiera María Isabel que le pueda trinar el chi ri bi antes de que llegue Cañadas y los suyos a ponernos una multa por ser mallorquines y estar en las playas.

Nos habíamos planteado quedarnos en casa o largarnos al norte, ya le he dicho, señora Cañadas, que somos también un tanto colonizadores, todo para huir de los calores del cambio climático, en el que ustedes, los de Vox no creen. Nosotros, a lo nuestro. Nos ha puesto en bandeja un planazo: Vamos a ocupar nuestras playas. Mallorca Platja Tour lo organiza. Están aseguradas las retenciones en carretera. Forma parte del kit de verano. No se olvide de la toalla ni de la nevera. Volvemos a los sesenta. Regresamos a la familia Cebolleta. Hoy María Isabel y su chi ri bi ha desplazado a Tangana.
P. S.: Gracias, Silvia Pérez Cruz, por devolvernos la sonrisa y las ganas de vivir en tiempos tan sombríos.