Mercapalma S.A. está en liquidación. Esta sociedad, que cuenta como accionistas al Ajuntament de Palma y a la empresa pública nacional Mercasa, se encargó desde sus inicios de gestionar el polígono agroalimentario de Palma, formando parte de la Red de Mercas española. Esta Red de mercados centrales de abastecimiento fue creada a consecuencia de los planes de desarrollo impulsados a finales de los años sesenta, como herramienta para vertebrar la cadena comercial de los alimentos frescos, de manera especial frutas y hortalizas, con el objetivo de sustituir los viejos mercados centrales en las principales ciudades -sin las debidas garantías sanitarias, incómodos para los usuarios- por instalaciones modernas y con capacidad de evolucionar hacia el futuro.
Mercasa respondió a la necesidad de asumir desde el Estado los recursos que no tenían los ayuntamientos, responsables por ley de asegurar el abastecimiento de alimentos frescos a las ciudades, mediante la constitución de sociedades mixtas con corporaciones, facilitando estas los terrenos necesarios donde ubicar las instalaciones. La legislación de régimen local, a la sazón, imponía una limitación temporal a la vida de estas sociedades mixtas, que no podía exceder de 50 años.
Esos 50 son los que se han cumplido, y al no modificar los estatutos para que la empresa pasase a ser por tiempo indefinido, se ha iniciado el proceso de ‘desespañolización' de la Unidad Alimentaria. Mercapalma dejará de pertenecer a esa Red de Mercas nacional.
Como ‘obituario' de la misma, hay que decir que ha cumplido con creces con los objetivos marcados en su creación. Ha sido un proyecto de éxito tanto desde el punto de vista de los usuarios, de la cadena alimentaria, de los mercados municipales, como del económico. Durante muchos años las diferentes Mercas eran deficitarias, lo que suponía que los accionistas tenían que ir compensando las perdidas vía subvenciones -los impuestos de todos-.
Mercapalma consiguió, pasados varios años, ir autofinanciándose con la actividad que se generaba, participando, con los diferentes conceptos tarifarios, todos aquellos actores que se beneficiaban directamente de la Unidad: mayoristas, productores, minoristas, etc.
Es un claro ejemplo de éxito de colaboración público-privada, entre las estructuras comerciales de las Mercas y las empresas privadas mayoristas, generando grandes eficiencias en el sector de la alimentación de productos frescos. Las sinergias y la ‘despolitización' de la gestión de las empresas públicas ha permitido que las Mercas pudieran organizarse priorizando los objetivos a largo plazo, estratégicos, frente a las tensiones cortoplacistas impuestas por el calendario electoral municipal, con el establecimiento de una política de ingresos y gastos coherentes entre todas las Mercas, eliminando la presión de precios ‘políticos', fácilmente convertibles en pérdidas para las Mercas.
Ahora la Unidad Alimentaria, que pasará a ser 100 % municipal en Palma, comenzará una nueva aventura a lo Gary Cooper, pero con la experiencia adquirida durante estos 50 años. El tiempo dirá si la decisión de salir de la red nacional de los mercados mayoristas agroalimentarios ha sido acertada.
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