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Había un antiguo compañero periodista con el que compartíamos muchas horas de información parlamentaria que solía repetir la misma broma cuando, sobre todo, se producía algún altercado en la Cámara autonómica. «Aquí lo que habría que hacer es nombrar a un general de prestigio para presidir el Parlament», insistía mientras los demás nos reíamos de la ocurrencia. No sé si Gabriel Le Senne tiene algún pasado militar, aunque parece que no, pero sus arrebatos bien podría haberlos aprendido de una academia castrense, donde predomina la disciplina ante todo lo demás.

Porque es evidente que Gabriel Le Senne cometió la torpeza de multiplicar por mil mediáticamene la protesta con fotografías de víctimas del franquismo que protagonizaron los diputados del PSOE durante el pleno del Parlament del martes en el que se debatía la Ley de Memoria Histórica. Sin los malos modos de Le Senne contra la fotografía de Aurora Picornell que Mercedes Garrido pegó en su ordenador seguro que la protesta de los parlamentarios socialistas no hubiese salido en ningún informativo nacional. Con un poco de suerte hubiese salido alguna fotografía en la prensa balear y poco más. Hay que darle todo el mérito a Le Senne, que ha vivido una ‘semana horribilis’ entre la bandera LGTBI y el incidente de la fotografía de Picornell. Luego se quejan de que llamen a los dirigentes de Vox fascistas y ultraderechistas, pero en ocasiones se ganan este adjetivo a pulso.

Aunque estoy convencido de que Vox no pierde ni un solo voto con este incidente, incluso me atrevería a decir que ganará alguno, sí es cierto que episodios como el de la fotografía de Picornell movilizan a un electorado de izquierdas que llevaba muchos meses anestesiado entre el escándalo del ‘caso mascarillas’ y la falta de liderazgo en el PSOE. Si Prohens quiere mantener el poder otra legislatura más, que imagino que ese debe ser el objetivo, haría bien en evitar conflictos como el de la bandera LGTBI o el protagonizado por Le Senne que pueden movilizar a la izquierda después de no haberlo conseguido con la polémica de la libre elección de lengua, a pesar de los esfuerzos de la oposición. En lugar de preocuparse de comidas inofensivas haría bien Prohens es vigilar a sus socios de gobierno.