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Desde luego, está visto que hay gente empeñada en que yo haga mi trabajo de la mejor manera posible. Pues mira tú por dónde que una pareja de ciudadanos polacos fueron amonestados hace unos días por mantener relaciones de carácter íntimo a bordo de un avión, y si bien el aparato salía de Alicante con destino a Alemania, el asunto me hizo pensar más que mucho, teniendo en cuenta lo muchísimo que me importan a mí estas cosas (que sí, que ya sé de sobra que no le importan a nadie más). Si aquí en nuestras islas se ha llegado a normalizar en los últimos años por parte de la población y de las autoridades el llamado ‘balconing’, que incluye aspectos tan desagradables en su propia naturaleza, ¿por qué no hacer una campaña de difusión y promoción del ‘avioning’, instando así a que quienes nos visitan por vía aérea se dediquen a hacer el amor, y no la guerra? Porque visto lo visto, y teniendo en cuenta que el hecho de que se maten personas en nuestras calles nos resulta tan habitual que incluso se ha convertido en un chiste popular, no me dirán a mí que no resultaría más agradable que este destino vacacional nuestro fuese sinónimo de pasión y de refocile, y no de finales tan traumáticos para unos y otros. Ay, qué tiempos aquellos en los que unas vacaciones por estos lares eran referencia de pasiones veraniegas, de encuentros más o menos ilícitos, y de amantes más o menos fugaces…