TW
3

No aceptar la realidad es el principio de un gran fracaso. El preocupante espectáculo del debate Biden-Trump fue aterrador. Desde hace tiempo se vislumbra la decadencia del actual inquilino de la Casa Blanca. Si visitas EEUU, descubres con facilidad que la imagen que tiene Occidente de su hasta ahora protector es puro cine. Nada es lo que parece. La tragedia de las Torres Gemelas ya demostró que su servicio de Inteligencia no es el que visionamos en los escaparates del séptimo arte. Su defensa, lo veremos pronto en Taiwán –aunque ya tuvimos indicadores en Vietnam, Pearl Harbor, Afganistán, Irak y ahora en Ucrania–, anuncia la caída del imperio que nos representa en el mundo occidental. El inexorable, aunque muchos no quieran verlo, cambio en el orden mundial está aquí, al igual que la tercera guerra mundial ya ha empezado con una guerra fría evidente. La semejanza en las caídas de los imperios es de pizarrín de escuela de primaria. Si releemos la caída del imperio romano, veremos la semblanza con la de EEUU. El Nerón de entonces puede ser el Trump que viene.

Desgraciadamente, ocurre lo mismo en los que componemos el mapa occidental. Miren Argentina o incluso España, con nuestro César Sánchez, en modo narciso. En Europa, la similitud es aún peor. Los lampedusianos Von der Leyen, Costa y Kallas pretenden cambiarlo todo para que todo siga igual, un error que pagaremos. Será una Europa sin Meloni y con el húngaro Orbán esperando para desestabilizar. Sin contar con la posibilidad que Le Pen pueda coger el testigo del patético Macron para llevarnos al fracaso. No hay peor tragedia en política que ir por detrás de los acontecimientos.

Occidente así lo hace. Los líderes tienen que intuir el futuro y adelantarse en las soluciones. La fúnebre Europa no ha leído el mensaje de su electorado. Cierto que la ultraderecha no ha ganado. Pero su escalada es evidente. No han enfocado bien la guerra de Ucrania. Occidente perderá ante el eje chino-ruso con el monaguillo pero peligroso coreano Kim Jong-un desestabilizando Oriente. EEUU es tan culpable como Rusia de la tragedia ucraniana. Biden, como siempre, crea guerras fuera de su país para su dominio geoestratégico. Ahora perdemos bienestar en Europa porque tenemos que pagar armamento con el que de nuevo ganan los americanos. Un posible eje entre Meloni, Trump y Milei puede ser devastador. Europa, como de costumbre en la inopia, no ha sabido integrar a la italiana. Los ganadores de Europa deben afrontar la inmigración y asumir la decadencia de nuestras economías. Un gasto estúpido en armamento para una guerra que vamos a perder no es inteligente. Estamos feneciendo. La India y el globo sur serán los árbitros del nuevo orden. África espera, pero China y Rusia ya se han adelantado dominando el mapa africano. Occidente está noqueado como lo estuvo Biden en el debate. Eurasia es el futuro.