Después de años convulsos los británicos nos han dado una alegría. Han terminado con la irresponsabilidad, populismo y excentricidades de Cameron, Johnson, Corbyn o Farage con trayectorias llenas de polémicas y escándalos. El líder laborista Keir Starmer ganó las pasadas elecciones por una amplia mayoría absoluta que se espera traiga estabilidad a un país y a una Europa que bien lo necesitan.
Starmer es una figura atípica en la política británica de los últimos años. Lejos de los primeros ministros anteriores destaca por su discreción. Dicen de él que es pragmático, sincero en todos los sentidos, que no bromea ni busca entretener, y que sabe moverse rápido para actuar. A sus 61 años, este abogado especialista en derechos humanos que desde el 2015 ocupa un escaño en la Cámara de los Comunes, llega al poder con una gran prioridad: sacar al país de una crisis sin precedentes. Trabajador y eficaz, a los dos días de su triunfo ya reunió su gobierno formado por 11 hombres y 11 mujeres.
En el referéndum de 2016 votó por permanecer en la UE, A pesar de ello, Jeremy Corbyn le nombro ministro en la sombra para la salida de la UE, para controlar cada paso del Gobierno en la negociación. Como buen conocedor de las interioridades del Brexit, dice no ser partidario de intentar la reincorporación a la UE; considera que volver a la incertidumbre que dividió el país no ayuda a reconstruir la economía ni a crear la riqueza y el empleo que el país necesita.
Desde las instituciones de la UE, sus líderes le han felicitado invitándole a una colaboración más estrecha. También lo ha hecho la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, nominada a Alta Representante de Política Exterior y buena conocedora de los entresijos de Bruselas. Su padre Siim Kallas fue el primer ministro de Estonia que negoció el ingreso en la UE y, más tarde, vicepresidente de la CE y responsable de Transportes; con él coincidí durante mi etapa en el Parlamento Europeo; fue quien incluyó nuestro corredor mediterráneo entre las prioridades de la Red Básica Transeuropea de Transportes.
Aunque el marco está fijado podría suceder que, con el nuevo gobierno, se produjeran ajustes y mejoras en los grandes acuerdos post Brexit (Acuerdo de Comercio y Cooperación y Marco de Windsor) y que se avanzara, en temas como la unión aduanera o la seguridad, hacia enfoques más sensatos.
Cuando fue elegido líder laborista, Starmer dijo: «Conduciré a este gran partido hacia una nueva era, con confianza y esperanza, para que cuando llegue el momento, podamos servir a nuestro país nuevamente, en el gobierno». Quizás no lo esperaba tan pronto, pero su destino parecía estar escrito desde que sus padres le llamaron Keir, en honor de Keir Hardie, fundador del Partido Laborista.
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Al final, tothom arriba a veure que la dreta no gestiona per tothom, només per l'elit