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El aire de funeral que rodeó el acto en el que Santiago Abascal anunció que Vox rompía sus pactos con el PP en las administraciones autonómicas anticipaba el contenido de fondo de tan intempestiva decisión. Fue un primer paso en el camino hacia la irrelevancia. El argumento esgrimido para justificar la ruptura era que el Partido Popular en las comunidades en las que gobierna aceptaba la presencia de menas con arreglo al reparto y traslado a la Península pactado en la reunión celebrada en Canarias entre el Gobierno y las comunidades autónomas.

Como el señor Abascal convoca a los medios pero no admite preguntas, nos quedamos sin saber cómo habría explicado que anunciaba el abandono por parte de Vox del Gobierno de Castilla y León ante el hecho de que en el reparto realizado en Canarias a la Junta le corresponde recibir a ¡21 menas!

En esa rueda prensa de la que Abascal huye también se podría haber preguntado qué relación guarda la ruptura con el PP con el hecho de la aparición de Se Acabó la Fiesta, el esperpéntico grupo de Luis Alvise Pérez, que disputa a Vox el liderazgo de la extrema derecha. O el cambio de grupo de Vox en el Parlamento Europeo abandonando a Georgia Meloni para caer en brazos de Víctor Orban... el mismo día en el que el presidente húngaro se entrevistaba en el Kremlin con Vladímir Putin. El grupo se hace llamar ‘Patriotas’. No sé qué pensaran los votantes canarios de Vox a la vista de la ‘patriótica’ decisión de Abascal.

Lo que se sí se puede constatar es que los dirigentes del PP no ocultan la satisfacción por la inesperada perdida del lastre que suponían los pactos con Vox.