TW
0

Aunque no lo han anunciado en prensa y en carteles publicitarios, y seguro que han estado tentados de hacerlo, los emprendedores narcos de Son Banya acaban de inaugurar el nuevo poblado. Más acogedor que nunca. Y con un supermercado de la droga con lo último en artículos estupefacientes. El circuito que han trazado los traficantes, con banderas españolas y luces de led, es tan moderno y luminoso que es probable que de noche algún incauto entre allí con su familia, pensando que es la feria. «Queríamos subirnos a la ranita», le comentará el progenitor, sacando un billete de 20 euros. «Pruebe esto y seguro que dará saltos durante un mes», le guiñará un ojo el vendedor. Tampoco descartamos que alguna señora se pierda en el nuevo gueto en busca de gangas de un híper: «¿Tienen dos por uno? ¿Y artículos de marca blanca? En polvo blanco tenemos lo que quiera, señora». Pero en los supermercados siempre hay el típico tiquismiquis: «Oiga, que he visto pasar ratas. No, caballero, son adorables hamsters, de los niños del poblado. Pero si son grandes como conejos. Los críos, que les dan demasiadas pipas». Es probable, también, que los turistas se sumen a la inauguración. Conocen mejor que nosotros cualquier evento o negocio a estrenar en la Isla, así que Helmut y Frida, un matrimonio de Dortmund, se acercarán golosos a las chabolas: «¿Haber posibilidad de alquiler vacacional por semanas? Nosotros pagar bien». Dominik, su hijo, se entusiasmará: «Mami, aquí hay un bosque precioso para jugar». Hasta que se cabree el narco: «Chaval, no toques las plantas de marihuana, coño».