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En los años 70 se detectó que a algunas personas que tomaban el sol de forma intensa y prolongada les aparecían granitos y pequeñas erupciones en la piel, principalmente en los hombros, brazos, espalda y tórax. Pensamos que la exposición solar nos secará y sellará la piel y estará más sana y sin granos, pero en realidad a algunas personas les produce el efecto contrario: la piel empeora con la combinación de calor, humedad, sudoración, exposición solar excesiva y el uso de productos cutáneos grasos como el protector. Este tipo de acné no es el mismo que el que padecen los adolescentes y tiene un nombre peculiar: acné estival o acné de Mallorca. La causa de que se llame así es que los primeros casos que se detectaron fueron de unos turistas escandinavos que estaban de vacaciones en la Isla. Esta denominación es conocida y utilizada por los visitantes. De hecho, en muchos establecimientos de la Isla se puede adquirir ‘bálsamo solar resistente al agua y apto para el acné de Mallorca’.

La pregunta es pertinente: ¿La situación social en Mallorca empieza a ser un grano en la frente? No cabe duda de que para los políticos sí, y deberían ir con cuidado porque se puede infectar. No son tantas las ocasiones en las que los mallorquines salen a la calle para quejarse de forma organizada y multitudinaria. Al menos, con la contundencia y el cuórum que alcanza a día de hoy el descontento respecto a los efectos negativos del turismo (lo que los economistas llaman las externalidades negativas). Sin embargo, dentro del paraguas ‘Canviem el rumb, posem límits al turisme’ caben muchos matices, propuestas y seguidores que se contradicen entre sí. Incluso los expats, extranjeros que han decidido vivir en Mallorca, están de acuerdo en limitar el turismo. Aunque seguramente son parte del problema (no siempre conscientemente), también sufren la saturación de personas y coches y consideran que los precios de la vivienda son desorbitados.

El clamor contra el modelo económico actual es tal que no ha habido pronunciamentos en contra de la movilización. En menos de una década los antiturísticos han pasado de ser vistos para determinados colectivos como un puñado de ecologistas radicales a ser una parte sustancial de la población. A los que se pronuncian en contra del modelo actual, hay que sumar una mayoría silenciosa que es consciente de que la dinámica actual es insostenible, aunque muchos no aceptan todavía el decrecimiento.

Es por eso que llama la atención la falta de propuestas concretas de los partidos políticos para calmar y hacer desaparecer el acné de Mallorca. El diagnóstico, las causas y las consecuencias son ampliamente conocidas, ahora toca lo difícil: presentar un plan de soluciones a la ciudadanía de acuerdo con la visión de cada uno y después, cumplir lo prometido.