Palma22/07/24 0:30
No quiero ser un pesimista rematado ni un quejica consumado. Posiblemente sea cosa de viejo, mis canas son evidentes. ¿Qué pasa, pues? Pasa que lo que amé no es amado. Pasa que lo que más yo he querido ha perdido la gracia de ser querido por otros. Me refiero a mis libros, mis queridos libros. No me refiero a aquellos que, consultados, he dejado en la sala de lectura de bibliotecas. Me refiero a los libros que he adquirido y colocado en las estanterías de mi casa, leídos una vez, más veces. Libros sobre mis temas preferidos y sobre temas de los que he tenido que pronunciarme.
1 comentario
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Su reflexión es cierta. Bastantes jóvenes "desprecian" el libro en papel porque "en Internet está todo". Y ciertamente no es así, pero... Recuerdo que en una parroquia de Palma, para su mercadillo, aceptaban libros. Se intuía claramente que eran de personas mayores que no resultaban útiles para los herederos. Si bien es cierto que las viviendas pequeñas no dan para más. Priorizando otro mobiliario a la pequeña biblioteca que uno va acumulando según su interés. No hablemos ya de si alguien tiene una Espasa. No se puede ni regalar a bibliotecas de barrio. Como si fuera un monstruo...