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Para el común de los mortales, la entrada a Palma por la autopista de Llevant ya solo tiene un carril de tráfico rodado. Las modificaciones que se han hecho desde la implantación del bus VAO han hecho que muchos hayamos optado por circular por el carril central como el único que garantiza no cometer una infracción. Las sucesivas normativas de uso de la vía reservada no han hecho más que generar confusión sobre su disponibilidad. La última ocurrencia, la escuchábamos hace unos días: La Dirección General de Tráfico implanta franjas horarias en el carril bus VAO de entrada a Palma. Al parecer, unos horarios establecidos van a permitir circular a determinadas horas del día y a impedir hacer lo mismo a otras. Vamos, un lío. ¡Un gran lío! Porque si ya era lío el que se organiza a diario en la ruta de acceso a la urbe, no quiero ni pensar el que se va a liar cuando tengamos que sincronizar nuestros relojes para saber que, si te metes en el carril de marras a las 9.59 horas de la mañana tienes una multa asegurada, pero si lo haces un minuto después lo más seguro es que te adentres en un atasco suculento.

Somos cobayas de la circulación rodada. La idea de las franjas horarias sobre el bus VAO palmesano ha sido diseñada en uno de los ordenadores que tiene la sede madrileña de la DGT en donde alardean de que ancha es Castilla. Pero aquí, en Mallorca, debemos de ser algo más estrechos, al menos en lo que al tráfico se refiere, porque por mucho que regulen la vía que une el Aeropuerto con la ciudad, ya se ha demostrado que no se resuelve el atasco diario que se produce en el umbral de nuestra capital. Estoy seguro de que el nuevo sistema de horario tarifario incorporará un reloj de cuco que hará que salte un pájaro oculto cada vez que alguien se meta en la vía en horario prohibido. ¡Qué Dios nos pille confesados!