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Esta vez, me van a perdonar la (relativa) vulgaridad del título, pero el amigo que me ha pasado la noticia me ha exigido conditio sine qua non que titulase así la columna que acerca de ello me vería obligado a escribir, y a tenor del asunto, desde luego que me parece de lo más acertado (además de rendir así de paso homenaje a aquella poco conocida película protagonizada por el Fary y cuyo sugerente título era Ojos sin luz). Pues resulta que, por lo que parecía en un principio, una clínica suiza se dedicaba a ofrecer a sus pacientes deseosas (y deseosos también) de realizarse un aumento de pecho, la posibilidad de añadir unas luces a la silicona que iba a ser incorporada en el cuerpo de la (o el) susodicha, que se accionarían mediante presión. ¿Y cuál sería el objeto de semejante adminículo? Pues efectivamente, el de ofrecer unas protuberancias mamarias que además de vistosas, fuesen también luminosas. Y por lo que parece, la noticia es falsa y se trata de una simple inocentada, pero teniendo en cuenta las actuales modas imperantes y las locuras que se han llegado a hacer algunas (e insisto en ello, también algunos) respecto a la implantación de sustancias externas en sus cuerpos (con luces o sin ellas), no me parecería raro que un día de estos le pareciese una magnífica idea a alguien, y lo llevase a la práctica por aquello de ser original y de sentirse mejor consigo mismo/a, que de todo hay en la viña del Señor.