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No siempre somos conscientes de que la Historia con mayúsculas depende de imponderables de todo tipo que pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos para siempre. En 1926, Benito Mussolini salía de un acto político y al pisar la calle fue tiroteado. Algo llamó su atención y le hizo girar el cuello en el momento justo por lo que el proyectil solo le rozó la nariz.

John Hinkley disparó seis veces contra Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, en 1981, cuando solo llevaba 69 días en el cargo. Una de las balas se incrustó en el pulmón a menos de dos centímetros del corazón.

Hace pocos días, Donald Trump, interviniendo en un mitin de la campaña presidencial, ladeó la cabeza hacia su derecha de manera que el proyectil que iba a impactar contra su cabeza sólo le hirió en la oreja.

¿Habría cambiado la Historia si estos dirigentes políticos hubiesen sido víctimas mortales? ¡Quien sabe! Veamos el terremoto desatado en EEUU tras el frustrado asesinato de Trump. Lo más evidente es que Biden ha tenido que ceder el testigo a otra persona para oponerse al candidato republicano para que no pueda volver a ser presidente. Un Biden titubeante, con lagunas de memoria, con senilidad muy marcada no podía pretender derrotar a un reforzado Trump tras el atentado fallido. Cuestión de centímetros.

A Trump el partido republicano le sigue ciegamente. Ahora el Partido Demócrata, a solo cuatro meses de las elecciones, tiene que movilizarse en torno a un único líder, sin titubeos, sin votaciones, para intentar convencer al país de la excelencia de Kamala Harris, la actual vicepresidenta. Complicada tarea para un partido que, increíblemente, no supo encontrar en estos años un buen candidato para oponer a Trump.

Me resulta inverosímil que Trump pueda ser candidato después de haber sido condenado penalmente y después de su papel en el asalto al Congreso, hace cuatro años al perder las elecciones. Visto desde la UE, Trump es un peligro por su falta total de escrúpulos, su relación con Putin y su desprecio por los asuntos europeos. Es el hombre de las respuestas simples a las preguntas complejas y en los tiempos que corren, un populista sin principios tiene mucho auditorio.

Kamala Harris tiene poco tiempo por delante. Necesita un apoyo popular muy masivo y, sobre todo, que Obama se decante por ella, cosa que hizo en el último momento.

En un momento dado, la Historia puede depender de centímetros, pero luego hay que mirar a largo plazo para encontrar soluciones a esos problemas complejos. Y Trump es incapaz de hacerlo. Primero porque no es capaz de ver mucho más allá de unos centímetros. Segundo, porque Trump no entiende lo que es un problema complejo.