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El pasado 19 de julio por milagro no sonaron las campanas, que las hay, en la Facultad de teología de Universidad de Murcia, a cargo de los franciscanos. Se evaluaba la tesis en Artes y Humanidades, de la doctoranda Sonia Valenzuela, que llevaba diez años trabajando, sobre la vida y milagros de fray Junípero Serra, hoy santo de altar y a quien Sonia a través de 1.356 páginas nos retrata para orgullo y alegría de cuantos veneramos su figura.

En el tribunal aparecían personalidades muy destacadas del saber juniperiano, como el catedrático de Historia del Derecho en la UIB Rafael Ramis, experto lulista, y la profesora Belén Navajas, estudiosa del padre jesuita Francisco Quino, impulsor de la evangelización de Nuevo Méjico y la Baja California, así como del franciscano mallorquín Damián Massanet, alma de la expedición a Texas de 1691. Con este elenco de maestros, presididos por el decano de la Facultad, el sociólogo José Antonio Molina, la sesión académica prometía y a nadie defraudó. Allí estábamos, además, este viejo profesor con su esposa, a título de orientador de la tesis y autor de Catalanes y mallorquines en la fundación de California, en cuyas páginas lleva recogidas sus clases en Berkeley, a finales de 1988, invitado por el hispanista Richard Herr.

Acompañaban también a la doctoranda, profesores de la Facultad, el director del centro franciscano, y alguien también llegado expresamente de Mallorca, como el cantautor Jaume Anglada, empeñado en cerrar el acto. No habían tocado las campanas, pero sí sonó la guitarra y la voz de Anglada, con su emotiva canción ‘Aquí por ti', compuesta en homenaje al gran Junípero. Algo extraordinario, tras conocerse el veredicto del tribunal, que daba la máxima nota a la nueva doctora. Fueron momentos de emoción y de alegría para cuantos apreciábamos a Sonia y admirábamos la gran figura de nuestro Junípero, que sonreía desde su retrato, hábilmente colocado junto a las banderas y la enseña de la Universidad.

No les voy a hablar del contenido de la tesis. Pronto la veremos publicada a pequeñas dosis, aunque ya hoy buena parte de su contenido aparece en la página web compuesta y promocionada por la propia Sonia. Sí, en cambio, quiero hablarles de cuanto significa la autora y su inmensa obra.

Sonia es mujer más que singular. Corajuda, culta e inteligente, se enamoró de Junípero. ¡Qué vamos a hacerle! Motivos tenía. El personaje rompe moldes. Nuestro amigo Joan Bauzá, que ha publicado recientemente su libro, reseña de su existir, titulado Cercar, conrear, confiar, hombre que hace camino y que nos descubre como máxima ruta la que comienza en Jerusalén y termina en San Francisco de California, parece ya haber leído los sermones del amor que Sonia descubre en Junípero. Y es que también Joan, al igual que el fundador de California, sabe de un comenzar en Jerusalén, como lo sabía el lulista mallorquín Arnau Descós ante un desorientado fraile catalán, Bernat Boil, que regresó del segundo viaje colombino sin saber para qué había ido.

Con razón terminada la lectura de la tesis, quiso Sonia acompañarnos al convento de las hermanas Clarisas. En su frontispicio la bella poesía de Ibn Arabí: «Mi corazón es prado para las gacelas y convento para el monje… Kabala para peregrinos, tablas de Tora y libro del Corán. Profeso la religión del amor…».