Ha de ser muy difícil hoy declararse votante del PSOE o militar activamente en la formación sin cargo o prebenda alguna. Durante estos años en que Pedro Sánchez ha diluido el partido en una plataforma de poder personal hasta convertirlo en el movimiento sanchista, las bases de la formación, entre adhesiones inquebrantables, han demostrado su inclinación a aceptar sin fisuras todo aquello que decide el líder. Se aplicaron en la negativa rotunda a los indultos a los independistas y a cualquier modificación legislativa a su favor; fueron contundentes en negar la amnistía por inconstitucional; y, más aún, negaron cualquier trato «singular» a Catalunya. Todavía en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del 15 de julio la vicepresidenta económica, María Jesús Montero, parecía recordar su convicción de cuando era consejera de Andalucía y negaba modelos bilaterales «porque todos tenemos que comer de la misma tarta». Luego, con idéntico entusiasmo, esos militantes han tenido que dar la cara por indultos, derogación del delito de sedición, rebaja del de malversación y, en la cima del deshonor, la amnistía. En términos coloquiales, tienen unas tragaderas colosales. Qué decir del Sánchez que se comprometía, solemne, a traer a Puigdemont ante la Justicia. El expresident huido ha venido a España, pero no para ser detenido y entregarse al martirio, sino para escapar de nuevo, una vez dicho su mitin, humillar al Estado y dejar con un palmo de narices a propios y ajenos.
Tragaderas colosales
Palma12/08/24 0:30
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3 comentarios
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És curiós que ningú digui res sobre el fet de que el pp va crear una policia patriòtica ilegal per espiar i inclús denunciar als enemics polítics. Després la justícia accepta les denúncies com a vàlides per acabar la patranya. Judicialitzar temes politics és lo que ha creat el problema de veres
Igual que gent pobre , assalariats amb baixos sous, ( que si hi ha sous dignes és gràcies a l' esquena) pensions, ( que si avui hi ha pensions dignes és gràcies a l' esquerra), (que en Rajoy les va congelar un fotime d' anys) voten a la dreta i a l' extrema dreta . Aquest si que s' ho han de fer mirar.
Ojo, que las verdades, en la España de Sanchez I, son de ultraderecha. Ya las puede explicar mil veces y de mil formas, da lo mismo que les estalle en la cara (que la deben tener muy dura); los votantes de Sanchez I son robots antioposición.