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En Mallorca hay 584.042 coches y un total de 837.240 vehículos entre turismos, motocicletas, autobuses, camiones, furgonetas, tractores, remolques y otros. Ahora bien, ¿cuántos coches circulan por nuestras carreteras? No se sabe.

El pasado 2023 el parque de vehículos en la isla disminuyó en 2.918 coches. Esta caída es una excepción en la serie histórica –junto con los años 2009, 2013 y 2020 en los que se padecieron crisis económicas– que ofrece el Institut Balear d’Estadística (Ibestat) que empieza en 2005, cuando había 484.335 turismos. Son 99.707 más en 18 años, a una media de 5.539 más anualmente.

El número de turismos por cada mil habitantes ha pasado de 609,53 en 2005 a 628,04 en 2023. Este incremento de 18,51 puede dar lugar a engaño, ya que compara el número de coches a igual población. En realidad, los residentes han pasado de 777.821 a 940.332 en este periodo, por lo que en 18 años se han sumado 162.511 habitantes y 99.707 coches. Por lo menos.

El parque de vehículos, por definición, está formado por el conjunto de vehículos a motor que se han matriculado aquí, que han obtenido el permiso de circulación y que no están dados de baja en el Registro de Vehículos. Faltan por contabilizar, por tanto, los coches de alquiler que llegan cada año de la Península, unos 100.000, y el gran volumen de coches particulares de la Península o del extranjero que circula por nuestras carreteras y que no está cuantificado.

Los atascos y la falta de aparcamiento son el principal síntoma de saturación en Mallorca y la molestia número uno de los residentes. Algunos factores que contribuyen a aumentar el tráfico rodado son el mayor uso derivado de un mayor poder adquisitivo, la tendencia de vivir en la Part Forana o en el campo, la distancia entre el lugar de residencia y el puesto de trabajo, la disminución del párking disponible y el ciclo económico de bonanza, que provoca una mayor presencia de vehículos de distribución y transporte discrecional. Al contrario, el aumento de las frecuencias del transporte público y su gratuidad así como el incremento del precio de los coches y del carburante lo reducen.

Claramente, en Mallorca el uso del vehículo privado no ha disminuido, sino todo lo contrario.

Las carreteras tienen una dinámica de oferta y demanda que asemeja a las urgencias hospitalarias: cuanto más se amplían, mayor uso se hace de ellas, igual que cuanto más cerca está el hospital del domicilio del paciente, mayor es la frecuencia de uso. Es por ello que hay que ser extremadamente cuidadoso a la hora de plantear desarrollos expansivos. Tener un estudio de carga, que está elaborando el Consell de Mallorca este verano, es el primer paso imprescindible para plantear soluciones, aunque el privilegio de ir en coche a todas partes se acabará más temprano que tarde.