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El lunes 5 de agosto tuvieron lugar fuertes caídas en los mercados bursátiles debido al temor de que la economía estadounidense estuviera a las puertas de una recesión. El índice Nikkei, principal índice de la Bolsa de Tokio, cayó un 12,4 %. En Estados Unidos, el SP500, que agrupa a las mayores compañías del país, perdió un 2,24 %, y el tecnológico Nasdaq un 3,43 %. El Ibex 35 cerró el lunes con una caída del 2,34 %; y el resto de bolsas europeas también registraron caídas importantes: Milán caía un 2,27 %, Fráncfort un 1,82 %; París un 1,42 %; y Londres un 2,04 %.

El derrumbe de las expectativas de los inversores bursátiles se explica por la caída del precio de los bonos del Tesoro. Esto se debe a que la Reserva Federal lleva tiempo aumentando los tipos de interés para, supuestamente, frenar la inflación. Cuando suben los tipos de interés, el valor de reventa de los bonos del Tesoro, los cuales retribuyen un tipo de interés fijo, cae. Con la caída del valor de reventa de los bonos del Estado, el valor total de los activos de los bancos y de muchos fondos de inversión (que está conformado principalmente por bonos del Estado, reservas de divisas y créditos a hogares y empresas) puede llegar a caer por debajo del valor de sus pasivos (que son principalmente los depósitos de hogares y empresas). Esto es lo que les ocurrió al Signature Bank y al Silicon Valley Bank en marzo de 2023.

¿Por qué los bancos privados poseen bonos del gobierno estadounidense? En gran medida, debido una ley de 1935 que impide que la Reserva Federal adquiera bonos soberanos directamente del Tesoro. Marriner Eccles, que fue presidente de la Reserva Federal entre 1934 y 1948, afirmó que esta ley se redactó a instancias de los comerciantes de bonos, que vieron que dejaban de ganar muchísimo dinero cuando la Reserva Federal comenzó a hacer masivas compras de bonos directamente al Tesoro en lugar de hacerlo en el mercado secundario donde estos habían hecho sus fortunas.

Si la Reserva Federal quiere acabar con los sobresaltos financieros que estamos viviendo cada dos por tres, podría comprar todos los bonos del Tesoro que actualmente están en poder de bancos, fondos de cobertura, fondos de pensiones, etc. a su valor nominal. También debería adquirir bonos soberanos directamente del Tesoro. Es cierto que esto perjudicaría a los traders que ejercen de intermediarios entre el Tesoro y la Reserva Federal; pero si hay que elegir entre que los operadores de bonos pierdan un negocio lucrativo o que el sistema financiero colapse, prefiero lo primero. Además, con esto se pondría fin a la farsa de que el sector privado presta dinero al gobierno cuando éste incurre en déficit.

Los gobiernos podrían centrarse en la importante cuestión de cuánto dinero crean y con qué fines (política industrial, educación, sanidad, investigación, infraestructura, transición ecológica, etc.), en lugar de fingir que su gasto está limitado por lo que pueden pedir prestado al sector privado. Por supuesto, todo esto aplica al caso europeo, en el que el BCE también tiene prohibido por ley ejercer de prestamista de última instancia.