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¿Cómo dice? ¿Me lo define, por favor? Un paremiólogo es una persona que se dedica al estudio y a la recopilación de dichos, refranes o adagios. Ignoro si usted sabía de la existencia de esta actividad laboral, pero creo saber que su primer pensamiento ha sido preguntarse si ejercer esta profesión sirve para algo. Una reflexión lógica que nos lleva al tema que quiero tratar hoy con ustedes. La importancia de lo aparentemente inútil o, dicho de otra manera, lo útil que es lo que nos parece inútil. Un tema que, por supuesto, no es nuevo en la historia de la humanidad. El ensayo de Nuccio Ordine, titulado La utilidad de lo inútil, es una sublime recopilación de ideas y reflexiones efectuadas por diferentes escritores y filósofos sobre la importancia de lo que parece inútil. Abordemos pues el tema desde una perspectiva más terrenal y alejada de las grandes afirmaciones de los sabios.

El primer problema que se debe resolver es la propia definición de lo útil. Lo que para usted es útil puede ser extremadamente inútil para mí. Y viceversa. Dicha esta obviedad, parece existir un consenso general sobre la existencia de estudios inútiles, que deben ser evitados si se pretende llegar a ser alguien de provecho. Unos estudios que, para la mayoría, se asocian con las carreras humanísticas o de letras como se decía en otra época. Si no viviéramos en una sociedad tan materialista, entenderíamos que toda formación suma pues ayuda a realizarse y a crecer como persona. Pero de algo hay que vivir y para encontrar trabajo hay que estudiar o formarse en algo útil, es decir, encontrar algún estudio que dé dinero. O eso dicen. Y punto.

¿Y los hobbies? ¿En qué categoría entran? ¿Qué sentido tiene que me dedique como aficionado al aeromodelismo o a la papiroflexia? ¿No es inútil dedicarse a algo que al fin y al cabo solo nos cuesta tiempo y dinero? Aquí creo que estamos todos de acuerdo respecto a la utilidad de estas actividades porque entendemos que obtenemos un placer, una diversión o un momento de asueto que todos necesitamos en nuestro día a día. Por lo que lo inútil pasa, casi por arte de magia, a ser necesario.

Y tercer punto. ¿Ha observado la cantidad de objetos aparentemente inútiles que se acumulan en su escritorio o en el de sus compañeros de trabajo? Muñequitos, la foto de la familia, recuerdos de las vacaciones o frases ingeniosas para motivarse. Nadie, ni el propio interesado, las observa, las lee o las aplica. Y sin embargo allí están y tienen una función muy importante que suele pasar desapercibida. Toda esta parafernalia aporta seguridad y una sensación de hogar y de privacidad que hace que el puesto de trabajo, en el que tantas horas pasamos, sea un poco más acogedor, personal y humano.

Como se puede observar, el tema es más complejo de lo que parece. Lo que se antoja inútil para ser ejercido como profesión puede que no lo sea como pasatiempo. Los objetos que acumulan polvo en una mesa de trabajo parecen servir para algo. Así que propongo que lo inútil se ponga de moda. Y como propuestas más concretas les sugiero contar nubes o sumar los números de las matrículas de los vehículos. La segunda la practicaba yo con mi padre cuando me llevaba por aquí y por allá porque él creía que este juego iba a estimular mi inteligencia matemática. Vista mi competencia matemática pasada, actual y futura les puedo confirmar que, en efecto, existen actividades que son realmente inútiles...