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Los separatistas catalanes quieren salirse de España –dicen– para ser independientes sin haberse detenido a pensar que la independencia política, si es realmente eso, requiere de independencia económica; y esta no se quiere o se deja de querer; es un estado o situación que se tiene o no se tiene, según se haya o no alcanzado. Lo que significa tener más o menos recursos propios para sobrevivir. Porque si no se tienen recursos suficientes, no se puede hablar seriamente de independencia.

Se plantea que Cataluña con la independencia recaudará y hará propios todos los impuestos que recaude, sin revertir nada al Estado; pero –según los expertos– incluso con ese dineral no se cubrirán sus expectativas. Que nunca les basta es una seña de su identidad. Por ricos que sean, siempre se les deberá subvenir, de momento, con el importe de las pensiones, la Seguridad Social, las infraestructuras, el sueldo de los Mossos, etc. ¡Cómo puede hablarse, pues, de independencia en estas condiciones!

Debería caérseles la cara de vergüenza pretender ir por el mundo colgados de los demás con el célebre ‘todo pagado’ en razón de «ser seres excepcionales por el hecho de ser hijos de la terra de la veritat (tierra de la verdad), lo que causará que algún día, vayan al lugar del mundo que vayan, se lo encuentren tot pagat (todo pagado). Pensándolo bien, más valdrá ser catalán que millonario», según ironía de Francesc Pujols, lo que cito del libro de Jesús Lainz El privilegio catalán. 300 años de negocio de la burguesía catalana (ISBN 978-84-9055-193-6, pág. 128), donde se encuentran otras perlas semejantes que les harán desternillar.

No siendo, pues, la independencia que nos quieren endiñar una auténtica independencia, pues los indepes quieren seguir colgados de la ubre. Y quien es independiente debe pagarse el alquiler y la lavandería. No siéndolo, pues, ni el hijo de papa ni el sablista, por más que farden de ello. De lo que se trata –parece– es de aprovechar que todavía está Sánchez en La Moncloa. Todo el mundo sospecha que lo que no consigan ahora con este presidente, no lo conseguirán jamás. «Hay que hacer de la necesidad virtud», dijo. ¡Toma del frasco! Está visto que se está en el poder sin el menor respeto a los impuestos pagados. Es alarmante que haya todavía quienes no se han enterado de lo que está en juego e insólitamente voten como si jugaran a la ruleta rusa. Mientras, otros esperamos que acabe cuanto antes esta broma pesada.