Palma07/10/24 4:00
A estas alturas uno empieza a sospechar que muchos de nuestros políticos, a fin de mantener su acrisolada incompetencia y superarla cada día, han añadido a su dieta diaria el consumo de Ayahuasca, festejado alucinógeno cuyo nombre en quechua significa «la soga de los espíritus». Salvo Ayuso, claro está, que de pequeña cayó en una marmita llena de tan beatífica droga y así le va. Digo esto porque, en política, en principio fue la idea, más tarde la ocurrencia y últimamente el delirio, que, junto a los bulos, es lo que más cunde y apasiona.
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