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Ha sido en el pasado debate sobre la política general de la Comunitat Autònoma donde la presidenta del Govern, Marga Prohens, ha decidido arrancar la legislatura. Con un año de retraso. Han sido varios los anuncios de calado que lanzó desde la tribuna del Parlament, el más novedoso y ambicioso sin duda es el de la puesta en marcha de una línea ferroviaria que enlazará Palma con el aeropuerto de Son Sant Joan y finalizará en Llucmajor. El proyecto necesita de 690 millones de euros de inversión y un plazo de siete años para su puesta en marcha. La iniciativa ha acaparado el interés mediático de estos días, entre otros motivos porque cogido con el pie cambiado a la oposición: la derecha apoyando el transporte público. Además, resulta, que esta línea ya la había propuesto Francina Armengol durante la pasada legislatura, pero como suele ocurrir en estos casos nada más había hecho para que pudiese ser realidad. Un clásico.

Con insistencia, desde el Consolat de la Mar se asegura que «no vendemos humo» cuando se expone la conveniencia de ampliar el trazado ferroviario en Mallorca. Hasta 2032 no está previsto que entre en servicio, pero ya se ha adelantado el trazado y sus correspondientes paradas y tiempos de cada trayecto. ¿Hay algún estudio de demanda? ¿No generan más tráfico las enormes urbanizaciones que jalonan la bahía de Palma en el término de Llucmajor? ¿Y hasta el 2032 qué?

La media en los plazos de ejecución de las grandes infraestructuras públicas en Balears, el tren hasta Llucmajor o donde decidan que acabe confirma que no estará operativo hasta 2050 como pronto. Sólo el Palma Arena cumplió los plazos previstos en su construcción y aquello acabó como acabó. La via de cintura, el hospital de Son Espases, la reforma de Son Dureta, en su momento los hospitales de Manacor e Inca, el puerto de Palma, ... La obra pública se mueve a paso de tortuga. Por no hablar de aquellos que plantean unos y los otros deciden suprimirlo, véase el tranvía de Palma. ¿Tiene previsto Prohens mantenerse en el poder hasta el 2032? Largo me lo fiáis.

En el debate debe admitirse que Prohens sí que trató de plantear soluciones en contraposición a las estrategias de la izquierda, más propensas al voluntarismo y siempre con nulo o escaso éxito. Mientras se quiere ampliar el tren también se anuncian inversiones en la red viaria, necesitada de recursos y, en especial, de una gestión más eficaz que la actual.

Inmovilismo hotelero

Tampoco puede decirse que haya sido una sorpresa, pero las quejas del sector hotelero al incremento de la ecotasa anunciado por la presidenta, en especial del CEO de Meliá, Gabriel Escarrer, confirman que no hay que tener depositadas grandes esperanzas en las medidas contra la masificación. Las cadenas hoteleras siguen donde siempre, obsesionadas con el alquiler turístico y negándose a reducir su oferta; en especial la que deteriora nuestra imagen como destino. Con esta actitud no debe extrañar el escaso reconocimiento social que tienen los hoteleros en la tierra que les vio nacer y que les proporcionó la experiencia que les ha permitido hacerse grandes por todo el mundo. No todo puede ser el negocio.