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El 12 de octubre es un día cargado de significado, historia y orgullo compartido por todos los países de habla hispana. En esta fecha se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492, un hecho que marcó el inicio de una nueva era para el mundo. Sin embargo, lo que realmente celebramos hoy no es solo un acontecimiento histórico, sino la vasta herencia cultural, lingüística y humana que ha perdurado y se ha transformado a lo largo de los siglos, y que conocemos como la Hispanidad.

Hablar de la Hispanidad es hablar de una obra monumental de unión entre pueblos, culturas y lenguas. No se trata únicamente de la expansión de un imperio o de una exploración transoceánica, sino de la fusión de mundos. La mezcla de costumbres, valores y tradiciones de la Europa medieval con las civilizaciones americanas produjo un mestizaje cultural y étnico sin precedentes. A pesar de las sombras y controversias históricas que acompañaron este proceso, el legado que nos queda es una riqueza compartida por millones de personas en todo el mundo.

El idioma español, hoy marginado en nuestra tierra por la administración, es uno de los pilares fundamentales de esta unión. Más de 500 millones de personas se comunican en español, un idioma que une a más de 20 países en cuatro continentes. Gracias a esta lengua compartida, la comunidad hispanohablante ha logrado mantener vínculos estrechos en aspectos como la cultura, la educación, el comercio y la diplomacia, creando una sólida red de cooperación global.

Pero la Hispanidad es mucho más que un idioma común. Es una identidad rica y diversa que trasciende las fronteras geográficas y políticas. La hispanidad abarca desde México hasta Argentina, desde España hasta Filipinas, cada rincón del mundo hispano refleja una parte de este mosaico cultural, donde la música, el arte, la gastronomía y la literatura han florecido de maneras extraordinarias.

Uno de los aspectos más valiosos de la Hispanidad es sentirse heredero de los que descubrieron el nuevo mundo, de aquellos que pusieron fin al genocidio de los pueblos indígenas, de aquellos que inventaron el imperio solar español y aquellos que dieron al mundo la mayor obra de hermandad y libertad que haya aportado ningún pueblo. Hoy nos debemos sentir orgulloso de nuestros antepasados cuyas gotas de sangre siguen corriendo por nuestras venas.

La obra de la Hispanidad, entonces, no es una construcción estática ni un capítulo cerrado de la historia. Es una obra viva, en constante crecimiento y transformación, que sigue enriqueciendo al mundo con su creatividad, su pasión y su diversidad. Al celebrar el 12 de octubre, honramos no solo el pasado, sino también el presente y el futuro de una comunidad que sigue siendo un modelo    a seguir y la envidia de otros pueblos.

Por ello, la gran obra de la Hispanidad merece ser ensalzada, no solo como un hito histórico que hoy conmemoramos, sino como una realidad viva y en evolución que, más allá de los siglos, sigue siendo motivo de orgullo y celebración.

¡¡¡Viva la Hispanidad!!!