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El Gobierno aprobó en junio, dos años después de vaivenes y dudas que aún persisten, las directrices básicas de los nuevos exámenes de Selectividad.

Ahora los gobiernos autonómicos, que tienen transferidas las competencias en esta materia, y la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas han de concretar su contenido. La demora en conocer el formato y ámbitos de esta inédita Selectividad ha provocado las protestas y las movilizaciones de miles de alumnos afectados en toda España.

Hay una gran inquietud y también un sentimiento de frustración con los cambios introducidos, pero aún no aclarados ni definidos, en estas pruebas obligatorias de cuyo resultado depende la entrada en la Universidad. La nueva Selectividad, esta bestia misteriosa que acecha e inquieta a quienes han de enfrentarse, como Bilbo Bolsón a Smaug en El Hobbit, constituye la tarea principal de quienes están cursando segundo de Bachillerato y algunos de FP de grado medio.

El decreto de mínimos del Gobierno se refiere, únicamente al número de pruebas, su duración, que ya no habrá dos ejercicios diferentes para que los estudiantes elijan uno, como se había hecho hasta ahora. Y la novedad de que hasta el 10 por cien de la nota final dependa del estilo, corrección gramatical, coherencia y ortografía del texto.

También se rebelan los profesores porque, dicen, están dando clases a ciegas al ignorar las materias de unos exámenes que marcarán el futuro, profesional y personal, de miles de jóvenes. Sólo que se celebrarán el 3, 4 y 5 de junio de 2025.

Además de su relevancia académica, incide en el estado emocional y psicológico de estos adolescentes que ya han protagonizado huelgas y manifestaciones. Catalunya publicó ayer el primer examen de la Selectividad 2025. Para la asignatura de Lengua y Cultura latinas. ¿Y cuándo se sabrán los de Balears?