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La verdadera noche de miedo de noviembre no será la de Halloween -esa horrorosa celebración importada- sino la del «primer martes después del primer lunes», la del 5 de noviembre, que es la de las elecciones en los Estados Unidos de América como saben de sobra quienes siguen esa liturgia, muy arcaica en su organización, de por aquellos lares. Sea cuál sea el resultado, se lleve Donald Trump o se lleve Kamala Harris los votos que necesitan para alcanzar la Presidencia, nada se cerrará esa noche. Será un largo Halloween que se prolongará, en el mejor de los casos, hasta el 20 de enero del próximo año. Si es que, para entonces, no se ha venido abajo todo y Estados Unidos no se convierte en un Halloween eterno. Entre el 5 de noviembre y el 20 de enero, en lo que va de las elecciones a la toma de posesión, se creará una zona oscura y proclive a la confusión, un tiempo sin nadie en los mandos (aunque formalmente no será así) donde Trump querrá seguir siendo protagonista. Es de prever, porque hay que intentar mantenerse en el optimismo (aunque cueste) que si los votos no le dan la presidencia, y aunque incendie los ánimos y haga redoblar los tambores de guerra (una guerra dentro de casa, como la de Secesión) el personaje desaparecerá de escena aunque sea después de dos meses de mucho susto. Ya se vio hace cuatro años. Llega el tiempo de Halloween, que este noviembre no se limitará a una noche. Y ahora, una alternativa para la noche de las ánimas y de los muertos: abre Hojas de hierba, de Walt Whitman, por una página cualquiera, representa a la verdadera América. Igual hasta das con el poema que dedica al día de elecciones en ese país. Inspira y créete lo que escribe: que el momento de elegir es el espectáculo más poderoso del mundo, superior a cualquier otro. Ojalá Whitman se imponga sobre Halloween y los fantasmas.