La precipitación en el actuar es mala compañera. Antes de hacer algo, piénsalo dos veces y examina las circunstancias que te rodean. Sin el estudio de las circunstancias, puedes equivocarte y, luego, lamentarás tu actuación.
Pensar antes de actuar es una pauta de sabiduría y de sentido común que siempre te favorecerá.
En nuestras sociedades modernas se actúa más que se piensa. La actuación es rápida y constante y da la impresión de que el pensamiento camina a rastras y va por detrás de la acción.
El pensar antes de hacer apenas se tiene en cuenta y da la impresión de que casi siempre vamos con la lengua fuera, carentes de serenidad.
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