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Tras pasarme la vida leyéndolo todo, y luego de haber confirmado que el 90 % de todo es basura, me ha sucedido un fenómeno de trastorno mental que mira por dónde es precisamente el inverso del que aquejaba al ingenioso hidalgo Don Quijote, caballero de la Triste Figura, y también a madame Bovary. Lejos de confundir la literatura con la realidad, un asunto muy literario, lo que me sucede es que casi toda la realidad me parece literatura, y de la mala. Los políticos se pasan el día haciendo literatura, sin saberlo y sin saber cómo se hace, pero también los economistas, los publicistas, los curas, los profetas, los comentaristas, los cronistas deportivos, los líderes mediáticos, los ideólogos y filósofos. Hay supuestas ciencias sociales que son pura literatura, como el grueso de las leyes, y sea lo que sea a lo que se dedique alguien (vender coches usados, fabricar zapatos), si no le echa mucha literatura al asunto lo tiene crudo. Incluso el resto de las artes, no sólo las escénicas, suelen ser básicamente literatura, y qué otra cosa es la gastronomía o la física teórica avanzada. Literatura, y de muy escasa calidad. Yo encuentro literatura en todas partes, Código Penal incluido, y me cuesta discernir si las guerras se hacen por vetustas tradiciones literarias o para escribir luego más literatura patriótica y gloriosa. Es igual, todo es literatura, vanidad de vanidades. Y si el 90 % de la que está en los libros es basura, figúrense cómo será la que infesta los telediarios. La literatura no es la realidad, pero la realidad está atiborrada de mala literatura, y a menudo se asienta sobre un cenagal de detritus literarios muy antiguos. No hay más que echar un vistazo a la actualidad, o escuchar un discurso político. Literatura, sí. Pésima. El famoso relato. No es raro que manden los bulos y noticias falsas, mucho peor escritos que las viejas novelitas populares del oeste o ciencia ficción con monstruos extraterrestres. Pero no me hagan mucho caso. Probablemente de tanto leer padezco un trastorno cognitivo, similar al del caballero de la Triste Figura pero al revés. No veo molinos convertidos en gigantes, veo gigantes defectuosos muy mal redactados. Menudo incordio.