Después de la dana la nada

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Las promesas del gobierno de dar y de dar más ayudas para compensar los daños de la dana se están desmintiendo solas, poco tiempo después de la gota fría, ahora llamada dana. Que ¿por qué del cambio de nombre, se preguntarán, si se trata de la gota fría de toda la vida? Pues ¡asómbrense! Fue para evitar la alarma derivada de la asociación con los grandes temporales de los años ochenta del siglo XX. Se adoptó la denominación oficial de la Aemet: Depresión Aislada de Niveles Altos, cuyas siglas, DANA, no generan la alarma (el aviso) que se producía cuando los meteorólogos hablaban de gota fría. Los ciudadanos, está visto, somos considerados niños a quienes hay que dulcificar el lenguaje para no asustarnos.

Transcurridos cinco días de tremenda soledad apareció en Paiporta, uno de los 71 pueblos arrasados, Sánchez; donde recibió seguramente el mayor abucheo concedido a un presidente hasta la fecha; en cuya visita delató su talante con una frase que recordaremos asociada a él y la catástrofe: «Si necesitan algo que lo pidan»; denotativa de frialdad, falta de empatía y distanciamiento. ‘In situ’ mostró su incapacidad de empatía ante unos hechos que habían convertido numerosos espacios (algunos pueblos enteros) a la nada. Donde la única solidaridad efectiva fue la que tuvo lugar de modo espontáneo; la que tuvieron los vecinos, los amigos, las familias y gentes de bien que de toda España acudieron voluntarios a ayudar, a falta del Estado; por su ineficiencia o fallida. Porque la solidaridad que está a cargo de los servicios del Estado falló. Hobbes, gran defensor del Estado, sin embargo, piensa que cuando no cumple con sus funciones, no ejerce su exigible protección, está deslegitimado para cobrar impuestos. Que, dicho sea de paso, en gran medida, no vuelven a quienes los pagan. Pues, demasiada parte de ellos se destina a políticas clientelares e ideológicas, mientras que muchos de los afectados por la dana, han quedado, reducidos a la nada y abandonados por el gobierno, a merced de sus posibilidades de supervivencia y habitacional.

Una gota fría como la del 29 de octubre, previsible y con muchos precedentes, no puede producir, en un país del primer mundo, la devastación que ésta ha producido. Pues se dispone de numerosos resortes para prever y afrontar catástrofes. Si por negligencia no se activaron, la responsabilidad, dado el resultado, es criminal.