Se iniciaba el puente largo de la Constitución y la Inmaculada, pregón del atracón próximo que convierte el último mes del año en el diapasón de la risa y el llanto. Es mi mes. Diciembre. Con todo, al pobre le ha tocado ser el bufón de la Corte porque sí o sí hay que estar alegres por Navidad.
Despertaba el día 6 y con parsimonia de festivo, leo una noticia que me deja atónita. «Una mujer revive en el tanatorio de Palma tras ser dada por muerta en el hospital». En un titular me trasladan siglos atrás. Recordé el cuento de Poe El entierro prematuro, en el que da rienda suelta al temor muy común en la época de ser enterrados vivos. También regresó a mi memoria Max Estrella, el poeta ciego de Luces de Bohemia, creado por Valle-Inclán inspirado en el escritor Alejandro Sawa, al que otros personajes de la obra teatral declaran muerto. Catalepsia, se escucha como un coro griego. Mallorca siempre se alía a la literatura. El peso de ser paraíso. Ay, Blake querido.
Realidad gótica
Palma23/12/24 4:00
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