El voto turístico

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ESTE año acaba más pronto la hibernación de la polémica sobre el turismo. Tras apenas dos meses, ya están todos de nuevo en marcha: el PSOE que se quita de la Mesa de debate de Marga Prohens, ésta anunciándonos nuevas en Madrid –dónde si no– y fumando la pipa de la paz con los hoteleros que fueron armengolistas... Cuando la controversia resopla no falla, el alud está cercano: en febrero ya abre el 30 % de los hoteles en Mallorca, hasta el 50 % en marzo, será el 80 % en abril y la totalidad en el mes mariano. Las vacaciones de turismo duran un poco menos cada año. Tendrá razón aquel tipo que era alto cargo sectorial del Consell de Mallorca en los recientes tiempos izquierdistas cuando vaticinó que la temporada alta pronto duraría diez meses. Así que se termina la tranquilidad para los residentes extraturísticos. Que cada vez son menos a juzgar por los ocupados en atender visitantes: más de 60.000 en los meses valle y unos 210.000 en los picos. Todos ellos con trabajo directo en las diferentes ramas: hostelería, restauración, agencias de viajes, etc. Si se les añade los ocupados en curros que dependen de forma indirecta del negocio de los viajeros, que al menos son el 60 % –así era hace cinco años, ahora es probable que el porcentaje sea superior– del total de los directos, cabe sumar unos 126.000 adicionales. Lo que fija en unos 336.000 el total de contratados en los negocios del sector. Suponen más del 52 % de la mayor cima del año pasado en afiliación a la Seguridad Social, unos 645.000, y por encima del 67 % de la media que está sobre los 500.000. Descontando los trabajadores de temporada y los residentes que pasan de todo lo de aquí, queda un remanente fabuloso de electores.

EXCEPTO en 2003 –cuando los hoteleros presionaron a sus empleados para que no votaran a la izquierda– nunca ha habido una cantidad estadísticamente significativa de sufragios ejercidos por el turismo. Tras estos años de debates, manifestaciones, saturaciones y demás, en 2027 a buen seguro que lo habrá. Cuidado, pues, con esa cantidad de gente que vive del negocio. Puede ser el decisivo voto turístico.