Julio E. Marco Franco
Julio E. Marco Franco

Doctor en Economía

La guerra de Charlie Wilson

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Esta cinta (Mike Nichols, 2007) cuenta la historia real de un político fiestero y mujeriego, catapultado a tener un rol clave en Afganistán, por su capacidad de manipulación de políticos y funcionarios, y el apoyo ilimitado de una billonaria. ¿Pueden unos pocos magnates controlar un gran país? Creo que la respuesta depende de tres factores. El primero es el tipo de sociedad de ese país. Si se trata de un estado social, manipular es más difícil, porque cualquier político que atente contra el bienestar social (pensiones, educación, asistencia sanitaria) se enfrentará a una contestación popular. El segundo, y derivado del anterior, es el nivel de educación. En España la tasa de analfabetos es prácticamente cero, pero en EEUU, el 54 % de la población no ha pasado del 6º grado y un 21 % de los adultos mayores de 18 años son analfabetos (datos de 2022). El tercero es la superioridad autárquica (el destino manifiesto-WASP) y la visión del exterior sólo como fuente de beneficios propios, bajo el pretexto de la seguridad nacional. Trump es un populachero que explota las redes sociales, pero está en el poder gracias a unos pocos magnates, en su mayoría vinculados al mundo tecnológico. De los negocios honestos basados en normas y satisfacción mutua (win-win) se pasa al yo win-tú-aguantas porque tengo más poder que tú. De las acciones de respuesta a los aranceles, la de Canadá respecto a Tesla o la de China respecto a Google, seguramente sean las de mayor impacto, porque afectan a sus patrocinadores. El plan de Gabriel Zucman -condicionar el acceso al mercado europeo a cumplir unas normas fiscales y climáticas mínimas- es inviable. Trump prescinde de cualquier ética o marco legal y Europa traga. La pasividad ante el Gaza-resort o los ataques a la Corte Penal Internacional lo demuestran. Trump, además, puentea las instituciones de la UE en beneficio de contactos directos con los países, siguiendo el principio de «divide y vencerás».