Gemma Marchena
Gemma Marchena

Periodista especializada en municipal (Palma)

Fracaso

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Me cuentan que en la Part Forana, una mujer inmigrante alquiló una casa de aperos para convertirla en su hogar. La sorpresa fue cuando la propietaria del terreno rústico visitó la casa y se encontró a una inquilina que no sabía que tenía. La inmigrante había sido engañada, pagaba un alquiler a un timador. Lo curioso es que en esa casa de aperos no había ni agua corriente ni electricidad, pero sí había una enorme televisión de pantalla plana. «Cuando hago una videollamada, mi familia ve la pantalla y cree que las cosas me van bien». Es el escenario de una sociedad fallida. Porque la mujer tiene trabajo.
Mallorca es una Isla repleta de empleos pero cuyos salarios son incapaces de cubrir las necesidades bajas. No ya de las clases más humildes, es que hasta las clases medias se han quedado descolgadas. Y este pacto que habíamos hecho con el turismo se ha roto: los turistas nos dan de comer, no podemos prescindir de ellos. Pero esa verdad ya es una falacia y un nivel de vida digna ya no está asegurado.
Otro caso que me cuentan: un panadero ha tenido que cerrar su horno porque el propietario del local ha decidido subirle el alquiler. Las cuentas no le salían al empresario y ha bajado la barrera. Así, un rentista ha decidido que puede gripar la economía productiva exigiendo un aumento de rentas mientras está en su casa sin hacer nada. Que una legión de empresarios y trabajadores, también inmigrantes, tengan que exprimir el sudor de su frente para que unos rentistas perciban lo que consideran justo, es un fracaso como economía y como Isla. ¿Quién es el responsable, pues, de que las cuentas no cuadren?