¿Cómo nació Tursiops?
—Fue en 1998. Se celebraron unas jornadas sobre cetáceos en Baleares y el grupo organizador creó la asociación. En los primeros años organizamos conferencias y cursos, y elaboramos informes. Ya desde 2003 realizábamos campañas de cachalotes y, a partir de 2013, pusimos en marcha el programa de ecovoluntariado, es decir, embarcar científicos y voluntarios para esas campañas, que eran financiadas por éstos últimos a través de donativos. Desde entonces hemos incidido en la investigación y en la elaboración de proyectos a partir de la participación en concursos públicos y de la financiación privada. En 2017 compramos nuestro barco actual, el Irifi -viento de levante en bereber-, un velero de 41 pies que compramos en La Coruña. Con este barco documentamos la primera interacción con orcas en el Estrecho de Gibraltar, tan de actualidad.
¿Cuál es la realidad de los cachalotes en Baleares?
—En Baleares siempre hemos tenido cachalotes. Todas nuestras filmaciones y grabaciones de la especie las hemos hecho aquí. Sin embargo, antes de 2003, el pasado al que me voy a referir en la conferencia, todo era oscuro, había muy poca información. Desde 2003 hasta ahora, el presente, hemos investigado y aprendido, y hemos contribuido, entre otros proyectos, a la ampliación del Parc Nacional de Cabrera. El futuro es la creación de un santuario de cachalotes al norte de Menorca, donde hemos detectado una zona de cría.
Sin embargo, es una especie poco conocida. ¿Es porque se la ve poco?
—Las posibilidades de ver un cachalote son muy bajas. Vive alejado de la costa, se sumerge entre tres cuartos de hora y una hora, y sólo emerge durante 10-12 minutos. En Tursiops nos aproximamos a ellos por la acústica, no visualmente. Los detectamos a muchos kilómetros de distancia. El pasado verano hemos batido el récord de grupo detectado más numeroso, con 18-19 individuos. Pese a todo ello, debemos cambiar nuestro ideario respecto al cachalote. Es un animal próximo, podríamos decir que nuestro. A los medios de comunicación les llama mucho la atención cuando se produce el avistamiento de un cachalote. Como he comentado, es difícil verlo, pero su presencia es mucho más normal de lo que se cree.
¿Cuál es su conducta? ¿Es social?
—Hay grupos sociales formados por madres, crías y subadultos. Cuando estos subadultos llegan a lo que diríamos la adolescencia, forman sus propios grupos. Los machos maduros sexualmente van solos. Comen a mucha profundidad. Pueden llegar a los 1.500-1.800 metros para alimentarse de calamares. A esas profundidades, no hay incidencia sobre la actividad pesquera. No obstante, se han encontrado cachalotes con numerosos plásticos ingeridos, entre ellos restos de invernaderos.
¿Cuál es su grado de protección?
—Para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza es vulnerable, pero en el Mediterráneo está en peligro.
¿Qué se puede hacer para garantizar su protección? Ya existe el Corredor de Cetáceos entre la Península y Baleares, ¿no?
—El Corredor de Cetáceos está creado y en vigor, pero faltan los planes de gestión que lo regulen. Por encargo del Ministerio de Transición Ecológica, estamos redactando planes de gestión de los llamados cetáceos de buceo profundo.
¿Cuáles son las principales amenazas para los cachalotes?
—Las colisiones con barcos -muriendo lejos de la costa-, la pesca ilegal con redes de deriva, las contaminaciones acústica y química, y la ingesta de plásticos.
¿Y qué incidencia tienen esas amenazas?
—Hasta la moratoria ballenera, a finales del siglo pasado, se calcula que se perdieron el 70 % de efectivos de cachalote, lo que se veía agravado por las pocas crías que tiene la especie. La moratoria fue una mejora, pero, con un ritmo reproductivo lento, se ve malograda por las amenazas mencionadas.
¿Qué provecho se sacaba del cachalote? ¿Cuál era su interés pesquero y comercial?
—Se aprovechaban la piel y los aceites. Estos aceites se han utilizado como fijadores de perfumes y lubricantes de relojería, incluso de los relojes atómicos que van al espacio.
¿La población del Mediterráneo es autóctona? ¿No sale al Atlántico?
—Sí, es autóctona. El problema, y volvemos a las amenazas, es que el Mediterráneo es un mar cerrado, muy poblado de humanos y con muchos impactos.
Hay propuestas para reducir la contaminación acústica.
—Sí, a través de la prohibición de prospecciones sísmicas y la reducción de la velocidad de navegación. Un ruido crónico en el mar reduce la capacidad de comunicación de los cachalotes en su ecolocalización. No es necesario ir a la máxima velocidad en una ruta marítima. Se puede reducir en áreas concretas, como por ejemplo en la zona de cría del norte de Menorca.
¿Qué opina de los acuarios que ofrecen espectáculos con cetáceos?
—No hay nada que justifique tener cetáceos en cautividad. Que vivan en una pileta es una brutalidad. Animales con ecolocalización viven permanentemente con contaminación acústica por las bombas de filtración de las piscinas. Acaban desquiciados y no resultan extraños algunos episodios de agresividad.