El terminal de Diana, un iPhone de color blanco, fue la primera y única pertenencia de la joven que se halló, a finales de octubre, sumergido en el mar en una zona muy próxima al puerto de Taragoña (Rianxo), donde unos testigos habían situado a la joven madrileña el día de la desaparición, el pasado 22 de agosto, aproximadamente a unos 15 kilómetros del municipio en el que se le perdió el rastro.
El mal estado del teléfono dificultó las pesquisas, a pesar de que fue sometido a un meticuloso proceso de secado y desalinización.
A día de hoy, según informan fuentes cercanas a esta causa, que sigue estando bajo secreto de sumario, el teléfono es todavía la única pista tangible encontrada, y después de meses de trabajo los expertos de la Guardia Civil no han conseguido recabar por ahora información relevante que pueda relacionarse con la desaparición de la adolescente.
Otro de los puntos en los que se ha centrado la investigación es un correo electrónico que la asociación SOS Desaparecidos recibió el 2 de diciembre y en el que se podía leer: «Hola. Estoy bien. Necesito estar un tiempo fuera de España. Saludos, Diana Quer», texto que estaba asociado a la propia cuenta personal de la muchacha.
En todo caso, la Guardia Civil rechazó que Diana Quer escribiera ese correo, y consideraron que el autor podría ser un «hacker» que utilizó sus conocimientos informáticos para suplantar la identidad de la desaparecida.
Cámaras de seguridad
Además de estos dos pistas, la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña y de la Unidad Central Operativa (UCO) siguen intentando cotejar las declaraciones de los testigos, las que dieron en un primer momento con otras posteriores.
Asimismo, se han realizado numerosas diligencias referidas a la visualización de las imágenes recogidas por las cámaras de seguridad del municipio de A Pobra y sus alrededores.
Y, dada la repercusión del caso en los medios de comunicación, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Ribeira ha mantenido hasta ahora vigente el secreto de sumario que pesa sobre la investigación, decisión que ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.
Diana desapareció del municipio coruñés en el que se encontraba veraneando con su madre y su hermana, y tras este episodio, el padre de la joven, separado de su progenitora, también se desplazó hasta A Pobra do Caramiñal para contribuir con la búsqueda.
Pero después de semanas sin noticias, y en las que se llevaron a cabo numerosas batidas por la comarca de O Barbanza y cercanías, los padres de esta chica desaparecida, Diana y Juan Carlos, abandonaron A Pobra do Caramiñal para volver a Madrid, su lugar de residencia habitual.
Diana Quer mide 1,75, tiene el pelo largo, liso y moreno; los ojos oscuros y pesa 55 kilos.
Cuando se constató su ausencia, se facilitó una descripción en la que se decía que la chica llevaba un pantalón corto rosa, camiseta blanca, sudadera y zapatillas negras con cordones, pero parece que pudo haber cambiado su vestimenta, en base a los testimonios de personas que dicen haberla visto esa madrugada.
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