El propietario del local en el que se instaló en el café
Cappuccino, destruido el pasado mes de septiembre por una explosión
de gas, se siente perjudicado por la devaluación comercial que le
ha supuesto esta tragedia.
El local del Passeig Marítim es propiedad del galerista Andrés
Picó y de su esposa. El matrimonio había alquilado el local al
propietario de la empresa que explota el Cappuccino.
Los propietarios del local están representados en el sumario
judicial, en el que se investigan las causas de la explosión, por
el abogado Salvador Perera. El letrado ha presentado en el juzgado
una reclamación por el perjuicio que ha supuesto para su cliente la
devaluación comercial del local. El abogado afirma que el siniestro
ha dañado enormemente la imagen de la zona, por cuanto se ha creado
una «cierta psicósis comercial adversa». Esta situación, a juicio
del abogado, ha supuesto una disminución del valor del suelo en el
Passeig Marítim de Palma, y por tanto considera que su cliente debe
ser indemnizado. Perera anuncia en su escrito que en un futuro
cuantificará este perjuicio.
Por otra parte, en el mismo escrito, también se entrega un
presupuesto sobre lo que costará la reconstrucción del local.
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