En un ambiente de gran emoción, al mediodía de ayer fue enterrado
en el cementerio de Santa Margalida Francisco Miguel Hiraldo Vega,
el niño de cuatro años que murió el viernes al ser atacado por un
perro. Un centenar de personas, entre familiares y amigos de los
padres del niño fallecido, se dio ayer cita en el camposanto de la
localidad.
Mientras se daba el último adiós al pequeño, en la Comandancia
de la Guardia Civil de Palma se tomó declaración a Alfredo C.L.,
propietario de «Copi», un dogo argentino de dos años que se
encuentra en la perrera de Santa Margalida a la espera de la
decisión judicial.
La declaración del propietario del animal no ha trascendido, si
bien fuentes próximas al caso han manifestado que el detenido se
mostró muy abatido por lo ocurrido. A pesar de este abatimiento, el
hombre será presentado esta mañana ante el juzgado de Inca acusado
de un delito de homicidio imprudente. Alfredo C.L., que es
propietario de otro perro de similares característica a «Copi»,
confirmó que sus dos animales están asegurados, vacunados y han
superado todas las revisiones veterinarias.
El interrogatorio de la Guardia Civil se centró en determinar si
el detenido dejó la puerta abierta de su finca para que los
animales salieran solos, o en cambio fue su hijo quien se fue a
pasear con los dos perros. Esta incógnita no ha sido aún
despejada.
Matas aboga por que se cumpla la ley sobre los animales
domésticos
El presidente del Govern balear, Jaume Matas, anunció ayer en
Madrid que su gobierno seguirá de cerca todo lo que ocurra a partir
de ahora tras la muerte del niño de 4 años en Can Picafort por los
mordiscos de un perro. «El Govern está consternado por lo que ha
ocurrido; es una situación doméstica, pero seguiremos de cerca este
proceso por si tuviésemos que tomar alguna medida para que se
cumpla la legislación vigente».
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