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«Hace una semana que casi no como y lo paso muy mal, pero nuestro perro es un trozo de pan y si atacó al niño fue porque entró en nuestra casa y, además, desde hace tiempo los escolares le tiran piedras y lo hacen rabiar». Carmen Grauches, la dueña del hotel de Son Armadans escenario hace algunos días del ataque de un labrador a un menor de 12 años, salió ayer al paso de los comentarios sobre la agresividad de su can «Bucky».

La mujer explicó que el animal, de un año de edad, «está siempre atado», y que el incidente coincidió con los 10 minutos que «Bucky» estuvo suelto en la terraza de su casa «porque llegó mi hijo y lo desató». Según su relato, el can vio correr al escolar, que buscaba una pelota, y le mordió «porque todo el día los niños le tiran cosas» y porque defendió su territorio.

La hostelera recordó que fue su hermano quien intervino para auxiliar a la víctima y que ella insistió en que lo examinara un médico de guardia «pero la madre me dijo que se lo llevaba a Son Dureta porque ella trabajaba allí. Luego me llamó por teléfono y me dijo que estaba bien, pero me he enterado que me ha denunciado». «Bucky», en la actualidad, se encuentra en cuarentena y su propietaria negó que hubiera atacado, días atrás, a otro escolar: «Lo que ocurrió fue que quería jugar con un amigo de mi hijo y le hizo una heridita en un brazo que se arregló poniéndole una tirita».