El fin de semana que se avecina será el último de la cárcel de
Palma con presos, o al menos con los casi 700 que hasta la fecha
han vivido en condiciones precarias en el recinto de la carretera
de Sóller. Sólo los que se encuentran en tercer grado (alrededor de
60) permanecerán en la vieja penitenciaría. El grueso de los reos
será trasladado en un solo día a la nueva prisión, emplazada a
medio kilómetro. El operativo no será sencillo y la Guardia Civil
ya ha diseñado un plan completo para garantizar la seguridad y
completar el traslado sin sobresaltos.
La 313 Comandancia de Palma lleva con especial hermetismo los
preparativos del gran dispositivo, pero un mando anunció que los
reclusos saldrán para siempre de la prisión los días 29 ó 30 de
este mes. Juan Fernando Díaz, director del centro penitenciario,
confirmó a este periódico que será «a final de mes, casi con toda
seguridad el miércoles, pero la decisión final aún no está
tomada».
El máximo responsable de la prisión añadió que se utilizarán
vehículos especiales llegados de la Península, blindados y
adaptados para el traslado de convictos. A pesar del elevado número
de reclusos, Juan Fernando Díaz calcula que el dispositivo no se
alargará todo el día: «Si no hay novedad se puede completar en 8 ó
10 horas. Es decir, se iniciará por la mañana y se prolongará parte
de la tarde». La escasa distancia que existe entre los dos centros
penitenciarios, el vetusto y el recién inaugurado, facilitarán la
operación. En este sentido, un portavoz de la Guardia Civil
reconoció que si la nueva prisión se encontrara a varios
kilómetros, o incluso fuera del municipio palmesano, «el despliegue
habría sido más lento y habría requerido más medios y
personal».
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