La fiscal Yolanda Domínguez califica de homicidio imprudente el
suceso protagonizado por el perro «Copi», que el pasado mes de
febrero atacó a un niño de cuatro años de edad en Can Picafort y le
ocasionó la muerte. La acusación responsabiliza de este delito al
dueño del dogo argentino, Alfredo Cordero, y solicita que sea
condenado a cumplir un año de prisión. Además pide que presente en
el juzgado una provisión de fondos de 25 millones de pesetas, que
es la cuota máxima que respalda el seguro de responsabilidad que
tenía suscrito el acusado por el perro que protagonizó este suceso.
La fiscal ha presentado un escrito mucho más leve que el que han
elaborado los abogados que representan a los padres del niño
fallecido, que ejercen la acusación particular contra Alfredo
Cordero. Los abogados imputan el mismo delito que el fiscal, pero
solicitan que Cordero sea condenado a cumplir cuatro años de
prisión. Si el tribunal que juzga el caso acepta la propuesta del
fiscal, y condena al dueño del animal, en ningún caso ingresaría en
prisión.
Francisco Miguel Hiralgo, el niño de cuatro años de edad, estaba
jugando en el jardín de su domicilio de Can Picafort con unos
menores cuando el grupo se dio cuenta de la presencia del animal,
que se dirigía hacia ellos. Los niños pudieron salir corriendo,
pero el más pequeño quedó rezagado. En ese momento el perro se
abalanzó sobre Francisco Miguel, le agarró por el cuello y le
ocasionó la muerte.
Ese día el hijo del dueño había sacado al perro a pasear, pese a
la prohibición de su padre. El mismo animal ya había protagonizado
un serio incidente en el mes de septiembre anterior al escaparse de
su casa y entrar en el colegio público de Can Picafort. Atacó a un
grupo de niños que estaban realizando una clase de gimnasia y
mordió a dos de ellos.
Pese a que Alfredo Cordero mantiene que no sacrificó al perro
porque estaba pendiente del juicio que debía celebrarse por el
incidente del colegio, la fiscal manifiesta en su escrito de
acusación que el dueño del animal lo había adiestrado para ser
violento. La acusación mantiene que el acusado no adoptó ninguna
medida de precaución para evitar que el dogo argentino pudiera
escaparse de nuevo, ya que de lo contrario se podría haber evitado
la muerte de un niño de cuatro años de edad.
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