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EFE-PARIS Veinte personas fallecieron ayer al desplomarse la cabina de un teleférico en la estación de esquí sudoriental de Saint Etienne. Los primeros informes oficiales cifraron en 21 las víctimas mortales, por ser éste el número de personas que se creía que viajaban en la cabina, que cayó desde una altura de 80 metros. Los servicios de socorro trasladaron los 20 cadáveres a Saint Etienne. Los ocupantes del teleférico se dirigían al observatorio astronómico de alta montaña Pic-de-Bure, situado a 2.700 metros de altitud, donde siete de ellos trabajaban como científicos.

El resto de los que viajaban en la cabina eran empleados de una empresa de limpieza y de la compañía de telecomunicaciones France Telecom que se habían desplazado desde Marsella. A pesar de que siguen sin conocerse las causas del siniestro, el delegado del gobierno Rémi Caron, anunció que la cabina se soltó del cable que la sostenía, a unos 500 metros del punto de partida.

Nada más conocerse la noticia del accidente, el presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro, Lionel Jospin, manifestaron públicamente su «dolor» a los familiares de las víctimas. «Es un drama horroroso», señaló el ministro del Interior, Jean Pierre Chévenement, que se desplazó al lugar del suceso.

También presente en la reunión ministerial, el titular de Transportes, Jean Claude Gayssot -de cuyo departamento depende la seguridad sólo de los teleféricos turísticos-, calificó el accidente de «trágico» pero recordó que «no es competencia del ministerio» que dirige porque la cabina era de uso privado.