El Cappuccino sufrió la explosión en el mes de septiembre del pasado año.

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La compañía GESA ha asumido de forma definitiva su responsabilidad en la explosión ocurrida el pasado mes de septiembre en el Gran Café Cappuccino, del Passeig Marítim, que supuso la muerte de un camarero, y ha comenzado a afrontar las primeras indemnizaciones que tendrá, con casi toda seguridad, afrontar. La compañía de seguros que cubre las responsabilidades de GESA lleva semanas negociando con los perjudicados, y con algunos de ellos ya ha llegado a un acuerdo económico. Fuentes judiciales explicaron que la compañía de gas ha indemnizado con 20 millones de pesetas a la empresa que explota el American Country, el local situado junto al Cappuccino, y que también resultó afectado por las consecuencias de la explosión. Este local permaneció más de un mes y medio cerrado, pese a que los daños que presentaba eran mínimos.

La empresa tuvo que cambiar el nombre del negocio, y modificar la comida que ofrece en su restaurante, porque la presencia de clientes tras la explosión de gas en el Passeig Marítim se vio muy reducida.

Los empresarios de restauración mantuvieron que la zona había sufrido una devaluación comercial, porque el cliente aún recordaba lo sucedido y se negaba a acudir al restaurante.

La compañía de seguros contrató los servicios de una firma especializada en calcular el coste económicos de los siniestros. En el caso del American Country, que es de momento el único local que ha cobrado, ha sido indemnizado por los daños materiales, por las pérdidas de cajas durante el tiempo que permaneció cerrado y, sobre todo, por los daños morales que sufrió al verse su imagen deteriorada por la explosión de gas. La aseguradora ha aceptado pagar algo más de la mitad del dinero que exigía el American Country, debido a que sus propietarios se han visto obligados a aceptar la cantidad que ofrecía GESA porque tenían deudas que afrontar. En cambio, existen otras negociaciones con otros locales que no han llegado a un acuerdo. Las negociaciones continúan, tanto con el propietario del Cappuccino como con el del bar Hoogan. Este último, que permaneció varios meses cerrado al quedar destrozada una pared por la explosión de gas, no se siente presionado por las deudas y su propietario se niega a aceptar la cantidad económica que le ofrece la compañía de seguros que representa a GESA.

Juan Picornell, propietario de la empresa que explota el Cappuccino, ya anunció el día que declaró en el juzgado que la reconstrucción del local del Passeig Marítim (que ya se ha iniciado) supondría una inversión de unos 200 millones de pesetas. A esta cantidad hay que sumarle el pago de los ingresos que ha dejado de recibir al mantenerse el café cerrado, cuyo propietario calculó en unos ingresos netos de cinco millones de pesetas mensuales.