«¡Si nos vamos lo perderemos todo!». Los vecinos de Galilea, ese
enclave privilegiado entre Puigpunyent y Calvià, no olvidarán con
facilidad el domingo día 8 de agosto.
En un principio las llamas eran visibles, pero se encontraban en
Es Galatzó y el peligro no era inminente. Existía nerviosismo, pero
cuando un golpe de viento dirigió el fuego hacia Galilea el caos se
adueñó de ese pequeño y hermoso enclave. La Guardia Civil «tomó» el
pueblo y junto a los efectivos de Protección Civil y la Policía
Local, además de los bomberos, procedió a la evacuación de los
residentes. Algunos se resistieron, por temor a que sus
pertenencias o animales quedaran devastadas por las llamas, pero al
final cedieron por la inmediatez del siniestro.
Mangueras, mantas, cubos... todo servía a los vecinos para
combatir las llamas, aunque los especialistas en extinción de
incendios insistieron en que no debían arriesgarse y que lo mejor
era desalojar la zona. «Hemos venido de excursión y nos hemos
encontrado con este espectáculo de llamas y humo. Es terrible, no
sabíamos como salir y lo hemos pasado muy mal», comentó una pareja
de turistas una vez a salvo. Un residente, por su parte, señaló:
«No sabíamos que hacer, todo pasó tan rápido que aún no nos lo
creemos».
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