La localidad de Galilea fue la más afectada por el mayor incendio del año.

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J. DOMÍNGUEZ SALAS El incendio que se inició el pasado domingo en es Puig des Galatzó ha calcinado unas 150 hectáreas de pinar y monte bajo. El incendio se dio ayer por controlado pero se sigue trabajando para su total extinción.

Según el director general de Biodiversitat, Pere Tomàs: «En términos técnicos, un incendio no se puede dar por controlado hasta que deja de salir humo, porque el viento puede cambiar y reavivarlo».

En la localidad de Galilea, la más afectada por el incendio, todavía hay rescoldos humeantes y se teme que el fuego pudiera reiniciarse. En Galilea dos casas quedaron calcinadas y 40 personas tuvieron que ser desalojadas.

El hecho de que ayer tarde ya quedaran sofocadas las llamas y el control que se ejerce sobre la zona, hace que sean pocas las probabilidades de que el siniestro se reavive, salvo causas de fuerza mayor como, por ejemplo, un cambio en la intensidad y fuerza del viento.

Hay varios retenes de bomberos que están montando guardia en la zona.
El incendio no se da por extinguido. Cuando deje de salir humo, las autoridades competentes tienen la ardua misión de recorrer todo el perímetro de la zona calcinada.