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Un día y medio después de que las llamas se declararan en un paraje denominado Esclot, cerca de Capdellà, los bomberos han dado por extinguido el mayor incendio forestal del año en Balears, que ha calcinado 150 hectáreas. El Puig de Es Galatzó ha resultado seriamente afectado y Galilea, uno de los núcleos más privilegiados de la Isla, ha sufrido la virulencia del fuego, que llegó a devastar dos casas.

Tanto los bomberos como la Guardia Civil, que ha abierto una investigación para localizar al autor del siniestro, coincidieron en señalar que el fuego está extinguido, aunque matizaron que existen algunos focos que deben ser vigilados ya que «un golpe de viento podría reavivar las llamas en cuestión de segundos». Por este motivo, la alerta se mantendrá durante las próximas 48 horas. Ayer tarde, sin ir más lejos, un reducido número de bomberos continuaba en la zona, al tanto de todo lo ocurría en la montaña.

El siniestro de Es Galatzó ha puesto a prueba a los efectivos antiincendios, tanto el personal terrestre como los medios aéreos. Hasta seis parques de bomberos, apoyados por Protección Civil, Guardia Civil y policía, llegaron a combatir las llamas, que afectaron a un linde de la reserva natural de Es Galatzó. El dispositivo que se enfrentó al mayor incendio forestal del año priorizó las intervenciones y los helicópteros vigilaron que las llamas no llegaran a las vivienda.

En dos ocasiones no pudieron evitar que el fuego causara estragos, pero lo cierto es que sin la actuación de estos aparatos otras muchas viviendas habrían resultada dañadas o destruidas.

Sobre la investigación policial en marcha, un portavoz de la 313 Comandancia reconoció que el fuego fue «casi con toda seguridad» intencionado, ya que tenía varios focos dispersos, pero añadió que de momento no se han practicado detenciones.