Los progenitores del niño de dos años y medio de edad que murió el
jueves ahogado en una piscina de Andratx declararon ayer en el
juzgado de guardia de Palma.
El padre explicó que perdió de vista al pequeño Georgieff sólo
cinco minutos y que cuando se dio cuenta éste ya flotaba en la
piscina, profunda y de grandes dimensiones. El hombre, de
nacionalidad alemana, añadió que se tiró al agua y lo sacó y que
luego se dirigió en coche hasta la calle Saluet, en busca de ayuda.
El turista, que se desplazó con su familia para pasar quince días
de vacaciones en Andratx, desconocía que cerca de su casa había un
centro médico.
Durante 50 minutos, en plena calle, los médicos del 061
intentaron reanimar al pequeño, ante la desesperada mirada de sus
padres. Cuando ya no se pudo hacer más, y se confirmó la muerte, la
mujer inglesa y el hombre se «comieron» literalmente a besos al
pequeño y los policías tuvieron que separarlos porque no querían
soltar el cuerpo inerte del pequeño Georgieff. Con éste
fallecimiento ya son seis los menores muertos en piscinas de
hoteles o chalets de Mallorca este verano, una cifra trágica y sin
precedentes en temporadas estivales anteriores.
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