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JAVIER JIMÉNEZ - PEP MATAS Yan Yü mató por despecho, obcecado por un amor no correspondido y sin importarle las consecuencias. Todas las pruebas le acusan y parece que él no lo niega pero, pese al hermetismo policial, hoy se conocerá oficialmente su versión de lo ocurrido la noche del pasado jueves puesto que Yan Yü tiene una cita ante la juez de Manacor.

Ultima Hora ha hurgado en el pasado de este joven, con cara de 'niño bueno' y con un presente que habla de tragedia y de un doble asesinato.
Yan Yú llegó a Canarias procedente de China en busca de un futuro que en su país le estaba negado. Trabajó de cocinero pero pronto hizo bueno lo que sus amigos decían: que se trata de una mente inquieta. Yan hizo las maletas y se trasladó a Barcelona. En la Ciudad Condal trabajó otro breve período de tiempo y llegó a Mallorca. Mide aproximadamente 1'70 centímetros, es de complexión delgada y de carácter taciturno. Entiende a medias el castellano pero apenas lo balbucea. Se ha dicho de él que es un experto en artes marciales y sus conocidos le definen como «conflictivo y problemático». Desde su llegada a Mallorca ha mostrado un nulo interés en integrarse, no ya en la sociedad mallorquina, sino incluso entre la colonia de ciudadanos chinos que viven en la Isla. Su carácter tozudo a veces denota, más bien, el producto de una juventud mísera y díficil, que le ha conducido a una personalidad desconfiada y huidiza. Yan Yü no tenía intención de entregarse a la policía. Desde que cometió el doble crimen en Porto Cristo se las ingenió para sobrevivir. Su tozudez, su ignorancia y, sobre todo, sus limitaciones psíquicas hicieron que el joven albergara el sueño de que podría escapar, él solo, al cerco policial que se había establecido.